viernes, septiembre 11, 2020

The Secret Adversary

La segunda novela de Agatha Christie tiene como protagonista a la pareja Tommy/Tuppence, dos amigos de la infancia que se reencuentran y como ambos están pelados porque después de la guerra es complicado encontrar trabajo, deciden ofrecer sus servicios para cualquiera que los pueda necesitar. De esta manera se ven envueltos en un extraño caso en el que un documento perdido podría crear una revuelta entre el pueblo obrero si cayera en malas manos.

Esperando un misterio en la línea de lo que nos suele ofrecer esta mujer, The Secret Adversary me sorprendió porque realmente es una novela de espías, aunque en esencia siga siendo un misterio. Aquí encontramos un tratado extraviado que durante la guerra estaba pensado para favorecer a Inglaterra pero que años después podría perjudicarla porque podría ser motivo de rebelión contra el Gobierno; una estadounidense desaparecida que fue la última en ver esos papeles; una organización criminal con ojos y oídos en todas partes; y un villano que se hace llamar Mr. Brown cuya identidad nadie conoce pero que tiene un inmenso poder.

La trama tiene algunos toques que recuerdan a algunas de las historias de Sherlock Holmes (el detective participa en varios casos en los que ha de encontrar unos papeles que pueden causar estragos de caer en posesión de quien no deben, y Mr. Brown es una suerte de Moriarty), pero como es de esperar Christie le da su toque propio desde el principio y nos regala una historia entretenidísima en la que los dos intrépidos protagonistas no paran de meterse en situaciones cada vez más peligrosas.

Tanto Tommy como Tuppence me encantaron, especialmente ella. Tienen los dos mucha personalidad y se complementan a la perfección, ya que ella es impulsiva y enseguida se le ocurren un montón de ideas a poner en práctica, mientras que él es más analítico y se toma su tiempo en sopesar todas las posibilidades. Su relación es divertidísima, tienen mucha química cuando están juntos, y cuando están separados es una gozada verles sortear los diversos obstáculos que se van encontrando gracias a su ingenio.

El misterio, como siempre, tiene su buena dosis de giros inesperados para mantener al lector en vilo hasta la resolución del mismo. Reconozco que esta vez pensaba que había adivinado por dónde iban los tiros pero no, Christie es una maestra del género como pocas y me lo paso pipa con ella.

Publicada en 1922, me hizo gracia que Tommy utilice la expresión "Elementary, my dear Watson", que jamás utilizó Doyle en sus historias. ¡Ya ves que viene de largo el uso incorrecto de esa frase!

En el próximo, volvemos con Poirot.

Nota: 4/5

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