sábado, noviembre 26, 2022

La chica que lo tenía todo

La obra debut de Jessica Knoll es un thriller al que se le describe como una mezcla entre Sexo en Nueva York y Perdida, y aunque no es una comparación del todo desacertada, sí que creo que las expectativas que crea sobre todo al compararlo con la obra de Flynn no terminan de cumplirse.

Ani tiene veintiocho años y una vida aparentemente perfecta: vive en Nueva York, trabaja como redactora en una importante revista y está a punto de casarse con el rico y apuesto Luke. Ani ha aceptado participar en un documental que se va grabar relatando una tragedia que sucedió en su instituto cuando ella tenía catorce años, y cree que el hecho de aparecer en él con su vida perfecta la ayudará a dejar por fin atrás un pasado que todavía la atormenta, aunque pronto verá que eso va a ser mucho más difícil de lo que pensaba.

La chica que lo tenía todo no empieza demasiado bien, con una Ani que intenta ser tan ácida como Amy Dunne pero que no lo consigue y que causa mucha antipatía porque lo único que hace es juzgar y menospreciar al resto de mujeres y que está obsesionada con esa vida artificial en la que tiene que fingir ser quién no es para conseguir al marido, la casa y la tranquilidad. Me hacía mucha gracia cuando Ani se indignaba con la homofobia o xenofobia de la familia de Luke cuando ella misma es una persona terrible.

Luego, por suerte, la cosa mejora bastante, cuando Ani empieza a relatar lo que le pasó en el instituto y lo que precipitó los sucesos que se relatan en el documental. Trata temas bastante durillos como el consentimiento, la violación, el acoso, la presión social por ser popular y aceptado, y los estragos de un trauma mal tratado, temas que no pasan de moda porque desgraciadamente continuamente nos encontramos casos de este tipo.

Me sorprendió mucho hacia dónde se dirige la historia y de lo que trata realmente el documental, y lo cierto es que esos capítulos en los que empieza a desvelarse lo que ocurrió te atrapan una barbaridad y ayudan a entender un poco mejor a la Ani adulta. No diría que es una novela de giros argumentales de esos que te dejan la mandíbula desencajada, pero sí que tiene algunas sorpresas muy bien llevadas que hacen que sea una lectura muy absorbente. 

Lo dejo en tres estrellas por lo que comentaba de lo mucho que me cansa leer sobre mujeres que piensan que la vida es una continua competición con otras mujeres incluso en temas de lo más triviales, y también porque aunque tiene un final correcto, si que es un pelín descafeinado viendo que hasta ese momento la tensión había ido en aumento durante todo el libro. De todas formas, es un thriller recomendable y recientemente Netflix ha estrenado la película que lo adapta, veremos si está a la altura.

Nota: 3/5

 

lunes, noviembre 14, 2022

Comenzamos por el final

La mayoría de críticas ponen a esta novela de Chris Whitaker por las nubes y ahora que la he leído, tengo que darles la razón: es fantástica.

La historia se sitúa en un pequeño pueblo costero de California, Cape Haven, en el que tres décadas atrás sucedió una tragedia: una niña pequeña fue hallada muerta y el culpable, un chaval de quince años, fue condenado a treinta años en prisión. Ahora ese asesino va a salir en libertad, y ello desembocará en una nueva tragedia.

La novela está narrada bajo el punto de vista de dos personajes: por un lado Walk, policía y mejor amigo de Vincent, el asesino que ahora sale de la cárcel. Todos estos años Walk se ha mantenido fiel a Vincent, y ahora que sale en libertad quiere ayudarlo a empezar de nuevo. Por otro lado tenemos a Duchess, una niña de trece años que se autoproclama forajida. Es hija de Star, la hermana de la niña que murió y entonces novia de Vincent, una madre que apenas puede cuidar de sus hijos, lo que hace que Duchess tenga que encargarse de su hermanito pequeño Robin. Y cuando un nuevo asesinato tiene lugar en Cape Haven, la vida de Walk y de Duchess ya no volverá a ser la misma.

Comenzamos por el final es mucho más que una novela de misterio. Es una historia acerca de cómo el trauma define la vida de aquellos involucrados, tanto directamente como indirectamente, ya que Duchess y Robin se ven afectados por una tragedia que sucedió cuando ellos ni siquiera habían nacido. También nos muestra cómo de difícil puede ser superar una tragedia que ha sacudido todos los cimientos de una familia, y cómo una vez se entra en la espiral de autodestrucción y miseria es muy difícil salir de ella.

Duchess es el auténtico alma de esta novela, una niña de trece años que se ha visto obligada a crecer antes de hora, que tiene que desvivirse por cuidar de su hermano porque su madre no está en condiciones de hacerlo, y que ha aprendido a desconfiar de todo el mundo. Una niña que aleja a todo el mundo porque si comete el error de empezar a relajarse y dejarse cuidar, la desgracia llega a ella una vez más.

Es una novela increíblemente triste en la que el autor apenas da respiro a sus personajes y que te parte el corazón por Duchess y por Robin, esos dos pobres niños que han sufrido más a su corta edad que la mayoría de gente en toda su vida. Pero también es una historia muy conmovedora acerca de la resiliencia y la fortaleza de seguir adelante cuando tenemos a alguien a quien queremos proteger por encima de todas las cosas. Creo que esto es lo que hace muy bien Whitaker: entre tanta desgracia, entre tanta miseria y tanto infortunio, siempre hay un pequeño rayo de esperanza al que aferrarse.

La trama está perfectamente hilada y la resolución del asesinato es otra bofetada por parte del autor, pero cierra maravillosamente bien todos los cabos de modo que cuando llegas al final, no te queda otra que soltar un pequeño suspiro melancólico después de haber acompañado a la pequeña forajida y a su hermano el príncipe por este doloroso viaje. 

Y por cierto, amé la amistad entre Duchess y Thomas Noble, aunque todos los personajes (Walk, Hal, Martha, Dolly...) son tan humanos que es inevitable recordarlos con mucho cariño. Sin duda, una lectura muy especial.

Nota: 4/5