domingo, septiembre 30, 2018

Good Omens

La primera vez que leí a Terry Pratchett fue con El Color de la Magia, hace muchos años, cuando estaba en una época en la que prácticamente solo leía fantasía. No me gustó mucho, especialmente porque no me entró su humor. Pensé que tal vez fuera porque era muy joven entonces como para captar todos los matices, pero después de leer Good Omens creo que ya puedo afirmar que no era mi edad sino que Pratchett y yo simplemente no conectamos.

Pratchett y Gaiman se conocieron cuando el segundo trabajaba como periodista freelance, en una entrevista. Tenían una manera de pensar muy similar y enseguida hicieron muy buenas migas, y un tiempo después Gaiman le envió una historia corta que no sabía cómo continuar. Al cabo de unos meses, Pratchett volvió a sacar esa historia del cajón y llamó a su amigo diciéndole que ya sabía cómo seguía, y entre los dos se pusieron a escribir esta novela.

Así nació Buenos Presagios, una mirada ácida y sarcástica al fin del mundo predicho por una particular bruja unos cuantos siglos atrás y en el que diversos variopintos personajes se ven involucrados, ya sea para evitarlo o ya sea para asegurarse de que todo se lleva a cabo como estaba previsto.

Ambos autores afirman que básicamente escribieron esto para pasárselo bien. Gaiman era prácticamente un desconocido entonces y Pratchett acababa de empezar a labrarse su carrera como bien dice. Y realmente se nota que esa era la intención porque especialmente en la segunda mitad de la novela da la sensación de que no hay nada planificado sino que no dejan de sucederse escenas que las meten a medida que se les van ocurriendo porque las encuentran divertidas y poco más.

El enfoque del fin del mundo es ingenioso y me gustaron las interacciones entre el ángel Aziraphale y el demonio Crowley, ninguno de los dos tan bueno o malo como se supone que son los de su especie. Algunas de las escenas de Adam y su pandilla también están graciosas. Pero la novela no tiene una trama muy elaborada y se apoya tantísimo en su humor que como este no te entre, la lectura se hace bastante pesada, especialmente después del time-jump que todo se vuelve muy tedioso. Además el inglés no es muy accesible para los no nativos, de modo que eso también influye en el disfrute del libro.

Aprecio mucho la intención detrás de la novela por la forma en la que aborda el tema de la religión y de la naturaleza del ser humano, pero en última instancia Good Omens no es demasiado interesante y su humor simplemente no es para mí.

Nota: 2'5/5

sábado, septiembre 22, 2018

Wonder

I know I'm not an ordinary ten-year-old kid. I mean, sure, I do ordinary things. I eat ice cream. I ride my bike. I play ball. I haven an XBox. Stuff like that makes me ordinary. I guess. And I feel ordinary. Inside. But I know ordinary kids don't make other ordinary kids run away screaming in playgrounds. I know ordinary kids don't get stared at wherever they go.
Así empieza Wonder (La Lección de August) de R.J. Palacio, ya con el primer párrafo sabes que este libro te va a encoger el corazón. Wonder trata sobre August, un niño de diez años que nació con una severa malformación en la cara, que incontables operaciones de cirugía apenas han podido mejorar. Debido a que ha tenido que pasar tanto tiempo convaleciente August siempre ha estudiado en casa con su madre, pero ahora sus padres han decidido que ha llegado el momento de que asista al colegio. El primer año de escuela de August estará lleno de retos para alguien como él, que hasta el momento había vivido relativamente protegido del mundo exterior.

La novela está narrada en presente por August y también por otras personas de su entorno: su hermana mayor Via, sus amigos Summer y Jack, y el novio y la mejor amiga de su hermana. Aunque confieso que siempre tenía ganas de volver a la narración de August, pobrecito mío, los puntos de vista múltiples ayudan a formar un retrato de lo difícil que es para los niños diferentes por todo el bullying que tienen que soportar. La forma de pensar de todos los personajes me pareció muy realista, especialmente la de Via; adora a su hermano, siempre lo ha hecho, y quiere protegerlo a toda costa, pero también es complicado crecer sabiendo que no puede dar ni un quebradero de cabeza a sus padres, que la prioridad siempre será Auggie, que siempre la conocerán como "la hermana del niño deforme"... y que no tiene derecho a sufrir porque ninguno de sus problemas será nunca tan grave como lo que pasa August día a día. Hay un momento en el que Via admite ver a su hermano como lo ven los demás y esa escena me pareció de las más desgarradoras, porque al fin y al cabo son reacciones que no se pueden evitar. Ahora, cómo nos comportamos después, eso ya es otra historia.

Jacob Tremblay interpretó a Auggie en la película 

No voy a mentir, Wonder en todo momento busca la lágrima fácil del lector y lo consigue, gracias a la sensible prosa de Palacio que capta muy bien la forma de pensar de sus pequeños personajes. Palacio nos hace sufrir mostrándonos lo cruel que puede llegar a ser el mundo, con niños que se inventan un juego llamado "La Peste" a costa de un pobre chico que no tiene la culpa de haber nacido así, incluso con adultos que no tienen ni un mínimo de compasión, pero también nos da esperanza gracias a gente como Summer, Jack o todos los que entienden que lo importante es ver más allá y ofrecer su mano a quien la necesite. ¿Y qué decir de los padres de August? En eso debería consistir la maternidad/paternidad: en amar a tu hijo por encima de todo. Aunque no tengan punto de vista propio, también sufres con ellos. 

El final es un poco, no sé si decir fantasioso, y sí, es totalmente manipulador, pero creo que era necesario para una historia así. Es precioso ver la evolución de August y cómo cambian las cosas desde que empieza el colegio hasta el final de curso. Con sentido del humor, tierno y sobre todo valiente, el pequeño Auggie te roba el corazón desde la primera página. Si tenéis hijos, por favor haced que se lean este libro.

Nota: 5/5

martes, septiembre 11, 2018

Si Decido Quedarme

Si Decido Quedarme cuenta la historia de una chica de diecisiete años que sufre un grave accidente de coche durante una salida familiar y queda en coma. De alguna manera su espíritu es capaz de ver todo lo que pasa a su alrededor, y descubre que, aunque los médicos están haciendo todo lo posible por mantenerla con vida, en última instancia es ella quien tiene que decidir si quedarse o marcharse.

No sé muy bien qué decir de este libro (cada vez me pasa más con las novelas juveniles, tristemente) porque es tan cortito que no terminé de encariñarme con la protagonista ni con los otros personajes ni meterme de lleno en la historia. La idea de base está muy bien, eso sí: Mia es una adolescente que lo pasa mal a veces como cualquier chica de su edad, pero el verdadero problema es que acaba de perderlo todo de un plumazo y por eso es enteramente comprensible que tenga dudas sobre su futuro. ¿Cómo sigue adelante una persona después de algo así? Forman intenta hacernos ver que, pese a lo difícil que puedan ponerse las circunstancias, antes de arrojar la toalla hay que pararse y ver que hay razones para seguir luchando, aunque pueda parecer lo contrario. Tal vez lo que hoy es totalmente negro mañana sea ya algo gris y pasado lo sea un poco más.

Supongo que lo que no me terminó de convencer de este libro es que la vida de Mia antes del accidente era básicamente perfecta. Unos padres supermodernos y comprensivos, una amiga genial, un novio fantástico, a punto de entrar en Juilliard por su gran talento con la música... Entiendo que el hecho de que tuviera esa clase de vida es para el contraste con lo que pasa después y para que no sorprenda el que Mia no sepa qué quiere hacer, pero aun así, no sé, es demasiado, incluso las partes del novio en el hospital se me hicieron un poco ridículas, y supongo que por esa razón no fui capaz de conectar emocionalmente con la historia. Mis partes favoritas son las de Mia con su abuelo.

Así que básicamente, ni fu ni fa, si yo que lloro con todo no fui capaz de emocionarme es que no cumplió su objetivo conmigo.

¿Y cuántas adaptaciones de libros lleva ya Chloë Moretz, por cierto?

Nota: 2'5/5

sábado, septiembre 08, 2018

Corazones en la Atlántida

Corazones en la Atlántida, publicado en 1999, es una recopilación de cinco relatos ubicados en diferentes años y relacionados entre sí por diversos personajes en común. A través de una suave mirada a la nostalgia y otra más dura a las terribles consecuencias de la guerra de Vietnam, King construye una carta de despedida al siglo XX y un homenaje a todos esos recuerdos que dejamos atrás con él.

-1960: Hampones con Chaquetas Amarillas

En el verano de sus once años, Bobby se hizo muy amigo de un anciano que se mudó a su edificio, Ted Brautigan, quien le ofreció dinero a cambio de un trabajo muy particular.

Uno podría decir que Stephen King es el rey del terror por lo bien que se le da escribir sobre toda clase de miedos y temores, pero lo cierto es que en lo que de verdad destaca el escritor es en describir la nostalgia que rodea a los recuerdos de la infancia, a la libertad de una niñez que ya quedó largamente atrás. En su caso, además, se nota su debilidad por la década de los sesenta, cuando uno podría decir que la vida era mucho más sencilla y apacible (siempre que fueras blanco, claro). Esta historia es una carta de amor a muchas cosas: los largos veranos cuando eres niño y tienes meses por delante para hacer lo que te plazca, el empezar a descubrir la lectura un poco más adulta (desde luego ese primer carné de la biblioteca era una de las mejores cosas que te podían pasar de crío, ¡y yo también me acuerdo de la primera vez que leí El señor de las moscas y lo mucho que me impresionó!), la pureza de las amistades, los primeros amores, las relaciones complicadas con lo padres... La amistad entre Bobby y Ted, aunque desde fuera podría parecer totalmente inapropiada, es preciosa, y King hace un grandísimo trabajo mostrando ese triste momento en el que Bobby deja atrás definitivamente la inocencia de la niñez y empieza a entrar en la siguiente etapa de la vida, en la que todo es mucho más complicado y miserable. Con algo tan simple como el cambio de postura para dormir de Bobby se te rompe el corazón porque creo que todos en algún momento hemos deseado volver a atrás y cuesta aceptar que no se puede.

La parte sobrenatural no está mal del todo pero... ¡Sorpresa! ¡Está relacionada con La Torre Oscura! Detesto cuando King me hace esto porque NO he leído La Torre Oscura y siempre tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo, aunque no sea imprescindible habérsela leído para poder entender esta historia. Quitando eso, es un relato extremadamente sólido ideal para darnos una vuelta por el camino de la nostalgia.

-1966: Corazones en la Atlántida

La beca estudiantil de Pete para la Universidad de Maine corre peligro cuando en su primer semestre de carrera casi todos los chicos de su planta se obsesionan con jugar a los corazones y descuidan totalmente sus estudios.

Este relato no tiene nada de sobrenatural ni de terror, y es con mucha diferencia mi favorito de este libro... y lo que más he disfrutado de King en mucho tiempo. Estoy ENAMORADA de esta historia, ¿será por qué yo también me he pasado horas y horas jugando al corazones? (aunque en el ordenador y sin apostar nada, menos mal). Los acontecimientos tienen lugar en 1966, una época muy importante en la historia de Estados Unidos porque es cuando empezaron a darse los primeros pasos previos a la gran revolución pacifista y sexual que derivaría en la revocación de la obligatoriedad de combatir en la guerra. Y es la amenaza de Vietnam lo que marca los destinos de estos chicos, que saben que si pierden su beca pueden ser reclutados como soldados y pese a ello son incapaces de dejar de jugar. King nos muestra cómo el símbolo de la paz se introduce poco a poco en la consciencia de todos ellos, y cómo la futilidad de la guerra empieza a ser una idea más y más extendida entre la juventud que quiere luchar para que las cosas sean diferentes. Los personajes son muy humanos y muy reales, me encantó el romance entre Pete y Carol (cuando King se lo propone escribe unas historias de amor preciosas) y la escena de la nieve y el patinazo de Stokely es antológica. King incluso se marca hacia el final un momento "Oh Capitán mi Capitán" muy bueno y muy peliculero. Genial de principio a fin.

-1983: Willie el Ciego

Nadie se imagina que cuando Willie sale cada mañana de casa y coge el tren para ir a trabajar, en realidad se gana la vida mendigando.

Uno de los matones de la primera historia, y superviviente de la guerra de Vietnam, tiene aquí su redención, ya que Willie está más que decidido a hacer penitencia por los crímenes que cometió en el pasado. Para ello se hace pasar por un mendigo ciego cada día, aunque no finge del todo porque durante ciertas horas se convierte en ciego de verdad.

No tengo mucho que comentar de este relato, es el más flojito. King comenta al final del libro que era una historia que había publicado anteriormente y que luego la adaptó para meterla en esta recopilación, por lo que se nota que es la más desconectada de todos. Está curiosa, sin más, supongo que lo que más me gusta es que esté ubicada en el año en el que nací.

-1999: ¿Qué hacemos en Vietnam?

Cuando Sully volvió de la guerra, solía alucinar con una anciana a la que vio morir en la jungla de Vietnam y a la que no fue capaz de ayudar. Ahora, después de volver del funeral de uno de sus compañeros de combate, vuelve a verla.

King explora los terribles estragos de la guerra, cómo los que estuvieron allí nunca se llegan a recuperar de todo el horror del que formaron parte y cómo la pesadilla les perseguirá hasta el día que exhalen su último aliento. Nuestro querido Malenfant (el instigador del corazones del segundo relato) tiene un rol bien destacado y por supuesto que es un cabrón desquiciado cuando se lo llevan a Vietnam. ¿A quién se le ocurre mandar a hombres así a combatir?

Una pena ver a Sully John así, era una monada cuando era un crío.

-1999: Se ciernen ya las sombras de la noche

Bobby vuelve a su pueblo para asistir al funeral de un viejo amigo y se reencuentra con su antiguo amor.

Un cierre muy bonito para Bobby y Carol, que se vuelven a encontrar de adultos y se recrean en sus recuerdos compartidos.

En definitiva una gran lectura, especialmente por las dos primeras historias (que más que relatos son novelas cortas) que he disfrutado inmensamente y que coloco desde ya entre mis favoritas del autor.

Nota: 4/5