martes, septiembre 01, 2020

Jemima J.

Cada verano me gusta leer al menos una novela chick-lit, y Jane Green es una de mis to-go autoras porque aunque sus historias no son memorables si que me lo suelo pasar bien con ellas. Jemima J. es uno de sus primeros trabajos, un libro que me compré hace mil años cuando tenía la intención de empezar una colección de chick-lits en inglés, y este verano por fin me he animado a sacarlo de la estantería y leerlo.

La protagonista de esta historia es Jemima Jones, una chica de 27 años que trabaja en un periódico local y que no está nada a gusto con su vida: su trabajo no la llena porque no le dejan escribir artículos que es a lo que ella aspira, está perdidamente enamorada de su compañero Ben pese a que este no la mire dos veces, y sus compañeras de piso la tratan básicamente como si fuera basura. Y el origen de todos sus problemas e inseguridades: Jemima está tan gorda que nadie la toma en serio. Hasta que después de hacer un curso para aprender a utilizar Internet se mete en un chat y conoce a un guapo californiano que le hace tomar la decisión de cambiar su vida.

La novela sigue más o menos las convenciones del género, aunque he de decir que hacia el principio creía que la autora tomaría una dirección totalmente distinta cuando la primera vez que se mete en el chat Jemima charla con un tipo que vive en su misma localidad. Pensé que Jemima acabaría encontrando el amor con alguien que la aceptara tal y como es, porque es una chica simpática, inteligente y aunque ella no se lo crea guapa, y que ese alguien no tendría por qué ser  necesariamente Ben, pero no, entonces empieza todo el romance con Brad el de Santa Monica y ugh.

Lo que menos me gustó de la novela es cómo Green aborda el tema de la pérdida de peso: Jemima básicamente deja de comer y se mata en el gimnasio y casi de la noche a la mañana se convierte en un pibonazo de infarto, y de repente absolutamente todos los hombres se la quedan mirando cuando se cruzan con ella. La Jemima gorda y la Jemima delgada parecen dos personajes totalmente distintos, y la forma de comportarse de ella es terrible, terrible. Una de las cosas que menos me gustan de los chick-lit es que a menudo las mujeres están desesperadas por captar la atención de los hombres, y toda la relación con Brad es un horror, especialmente la razón por la que rompen.

El romance con Ben tampoco es como para tirar cohetes, el amor de él hacia ella sale de la nada prácticamente, y únicamente porque ella ya está delgada.

La autora intenta placar un poco el mensaje de "deja de comer para estar delgada y estupenda" mostrando que Jemima no es mucho más feliz cuando está delgada que cuando no lo estaba, pero esa buena intención se diluye un poco cuando página tras página Jemima no deja de reiterar lo mucho que la desean toooooooooodos los hombres y todas las cosas buenas que le pasan cuando pierde peso.

Y tampoco es una novela demasiado divertida, que es el elemento clave del género. Jemima se supone que es graciosísima pero no lo terminé de ver, la única que vale un poco la pena en ese sentido es Lauren.

En resumen, una historia de patito feo que podría haber estado mucho mejor llevada.

Nota: 2/5

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