sábado, junio 30, 2018

Historias Fantásticas

Historias Fantásticas es una nueva (para mí, vaya, este libro es de 1985 y algunos relatos de finales de los sesenta) recopilación de relatos del maestro del terror Stephen King. En este libro podemos encontrar once historias y dos poemas, uno de ellos dedicado a uno de sus hijos.

Como siempre hago, dejo una breve opinión sobre cada relato:

-Hay tigres: Un niño tiene muchas ganas de ir al baño de su colegio, el problema es que allí hay un tigre y tiene pinta de estar muy hambriento.

No sé ni cómo calificar esto. Es una tontería, imagino que es de los primeros relatos de King porque parece escrito por un niño. No entiendo cómo publicó esto, la verdad.

-Apareció Caín: Un estudiante universitario, tras finalizar el semestre, decide hacer buen uso del rifle que guardaba en su habitación en el campus.

Eh, supongo que esto está inspirado por el tío aquel que se subió a lo alto de la torre de la Universidad de Texas y se puso a disparar. Desgraciadamente, sigue siendo muy real.

-Zarabanda nupcial: En 1927 un grupo de jazz toca en la boda de la hermana de un conocido gángster de Chicago.

Me aburren las historias de gángsteres, y esta, que se supone que trata sobre los prejuicios de la época (especialmente los raciales), parece que tiene como único propósito el ilustrar una y otra vez el sobrepeso de la novia.

-Paranoia: un canto: Un poema que trata de la paranoia de un hombre que cree que está siendo vigilado. Curioso, sin más.

-El ordenador de los dioses: Un escritor fracasado recibe un ordenador construido por su sobrino recientemente fallecido. Cuando lo enciende, descubre que es mucho más que eso.

Ah, los tiempos en los que no existían ni procesadores de texto. Esta historia está bastante bien y el final mola, aunque es muuuuuuuuy frío por parte del protagonista que ni se lo piensa dos veces.

-El hombre que no quería estrechar manos: Un anciano recuerda un episodio de su juventud en el que conoció a un particular hombre que se negaba a estrechar las manos de otras personas.

Tiene buena atmósfera y la resolución es correcta, pero pasa tanto tiempo describiendo la partida de póquer que termina por hacerse pesado.

-La playa: Una nave se estrella en un planeta desértico, en el que toda esa interminable arena parece tener vida propia...

Podría haber formado perfectamente parte de uno de los recopilatorios de Ray Bradbury. No está del todo mal, pero en general es bastante meh.

-La imagen de la muerte: Un experto va a tasar un valioso espejo del que se dice que a algunos les muestra la misma muerte.

Leyendo esto me acordé de ese gag tan genial de Just for Laughs en el que una serie de incautos, mientras esperan su turno para pagar en el supermercado, ven en la pantalla del vídeo de seguridad que la parca, con guadaña y todo, está detrás de ellos. El final está chulo.

-Para Owen: Un poema dedicado a su hijo Owen, por entonces pequeño. Muy mono.

-El camión de tío Otto: Quentin rememora el momento en el que encontró muerto a su tío Otto en unas circunstancias tan extrañas que nadie en su sano juicio le creería.

¡Una nueva historia con un vehículo asesino! Esta vez, un camión, que para postres existe realmente. Bastante sólida, de las mejores historias del libro.

-Reparto matutino (El lechero, 1): Un lechero hace un reparto con sorpresas.

Pues eso, un lechero cabrón y sádico que mete cosas en la leche.

-Ruedas: un cuento de lavandería (El lechero, 2): Un viejo conocido del lechero tiene problemas con su coche. La noche no terminará como él espera.

These men suck.

-El brazo: Una anciana que nunca ha salido de la isla en la que vive decide cruzar el brazo que separa a la isla del continente.

Albricias, una historia protagonizada por una mujer. Muy bonita, es un buen cierre para el libro.

En lo que a recopilatorios de historias cortas de King se refiere, este es de los más flojos que he leído hasta ahora. Algunos relatos están chulos pero ninguno es especialmente inolvidable y otros dejan bastante que desear. Pero bueno, se lee rápido y solo por completismo del autor ya tira.

Nota: 2/5

Por Trece Razones

El suicidio es uno de los actos más complejos que puede llevar a cabo el ser humano, porque a menudo parece carecer de lógica, o al menos para el ser querido que se queda atrás. ¿Qué puede llevar a una persona a hacer algo tan drástico e irreversible como quitarse la vida? ¿Cómo es que nadie a su alrededor se dio cuenta de que estaba tan al límite? ¿No es muy egoísta, por no decir cobarde, hacer algo así, y más cuando hay tanta gente que sufre mucho más y que lucha, día tras día, con uñas y dientes, por vivir? Para la gente que no sufre depresión, es muy difícil entender que hay veces que el saber que no hay salida, o que tu cerebro te haga creer eso mismo, es insoportable.

Hanna Baker era una adolescente que se tragó un puñado de pastillas para matarse. Unos días después de quitarse la vida, su compañero y pretendiente Clay recibe una caja de zapatos con trece cintas de cassette dirigidas a las personas a las que culpa Hanna (entre ellas él) y las razones que le han llevado a hacer algo así.

Tratar el tema del suicidio, especialmente en una novela para adolescentes, es muy delicado. ¿Cuántas críticas se ha llevado la serie de Netflix por considerar que glorifica el acto y que puede dar ideas a mentes impresionables? Pero al mismo tiempo es un tema que, si se lleva bien, puede ser muy interesante, sobre todo si sirve para entender un poco cómo funciona la mente de estas personas que deciden que ya han tenido suficiente. El viaje por la mente de Hanna da lugar a la reflexión: las primeras cintas son lo suficientemente inocentes como para pensar que tampoco es para tanto, que la mayoría de adolescentes pasan por cosas semejantes, pero como dice la chica, no es una sola cosa, es un cúmulo de varias, que van creando un efecto bola de nieve hasta que que Hanna queda al borde del precipicio sin más salida que saltar. Al final lo sientes de verdad por ella; empezó el curso en un nuevo instituto, ilusionada, y no tardó en ser perseguida por rumores, en saber que no encajaba en ninguna parte, en no sentirse a salvo ni en clase ni en casa, traicionada una y otra vez por gente en la que quería confiar. Y ya llega lo de la fiesta... y de alguna manera la comprendes. Seguramente si hubiera seguido adelante la experiencia en la universidad hubiera sido mejor, o en unos años, con tratamiento, podría haber dejado de sentirse tan sola y tan perdida, y más una persona como ella que tenía opciones. Pero Hanna llegó a un punto en el que creyó que nunca sería mejor y decidió que no quería sufrir más.

Por trece razones es una lectura importante y creo que no estaría mal que los chavales le echaran un ojo y hablaran de ello después con sus padres o adultos responsables para entender que los actos tienen consecuencias, y que a lo mejor una gamberrada "inocente" que puede parecer que no es nada del otro mundo puede afectar a la otra persona de una forma que ni imaginamos. Asher también menciona las señales del suicida, a las que no se les presta la suficiente atención (telita con el de la última cinta) y cómo estando atentos podemos ayudar en el momento más crítico. Pero también nos hace ver que muchas veces, pese a ello, pasará y no nos daremos cuenta de lo que pasaba hasta que ya es demasiado tarde.

En cuanto al libro en sí, Asher tiene muy buena mano en lo que es la voz de Hanna pero no tanta en la de Clay. La parte de las cintas es fantástica pero la narración de Clay es muy farragosa, más que nada porque se pasa el rato haciendo acciones insustanciales para que no sea todo pensamientos o la propia acción de escuchar las cintas. Y... cuando por fin le llega el turno, es bastante decepcionante, la verdad.

Como he dicho el tema del suicidio es muy delicado y hay que tener mucho cuidado con el mensaje que se da. Entiendo que es un libro que causará rechazo a mucha gente pero insisto en que creo que es una novela que hace pensar y eso es algo para nada desdeñable.

Nota: 3/5

miércoles, junio 20, 2018

Into the water

Después de fascinar a medio mundo con La Chica del Tren, la escritora Paula Hawkins tenía un difícil reto por delante: causar la misma buena impresión con sus segundo libro. Into the Water, o Escrito en el Agua, se publicó en 2017, y de nuevo la autora nos presenta un misterio contado a través de diferentes voces.

Jules vuelve al pueblo de su infancia, del que guarda muy malos recuerdos, tras la muerte de su hermana mayor Nel para cuidar de la hija adolescente de esta, Lena. Nel le había dejado un mensaje unos días atrás diciéndole que necesitaba hablar urgentemente con ella, pero Jules, que llevaba años sin hablarse con ella, no le devolvió la llamada. La muerte de Nel es todo un misterio: estaba obsesionada con una parte del río que atraviesa su pueblo a la que apodan la piscina, en la que durante generaciones varias mujeres han muerto en extrañas circunstancias. Nel apareció muerta allí poco después de que que se quitara la vida una chica joven, la mejor amiga de Lena. Todo parece indicar que se trata una vez más de un suicidio, pero con todos los secretos que guardan todos los allegados y enemigos de Nel, el asunto puede ser mucho más complicado de lo que parece.

La Chica del Tren me gustó solo a medias, así que no tenía muy claro que Into the Water fuera a convencerme más. Precisamente con el primero decía que me había decepcionado porque lo encontré muy simple y previsible y que me hubiera gustado que fuera más parecido a lo que escribe Gillian Flynn. Leyendo este libro me acordé muchas veces de Sharp Objects, porque tienen un aura muy similar, así que en ese sentido creo que Hawkins ya escribe un tipo de misterio que se parece mucho más a lo que suelo disfrutar en este género.

En esta ocasión en vez de tener tres puntos de vista los capítulos están narrados a través de los ojos de todos los implicados (que son unos diez, si no recuerdo mal). Casi todos ellos ocultan cosas relacionadas tanto con la muerte de Nel como con la de Katie, y los que no tienen sus propios secretos, por lo que es muy entretenido ir descubriendo qué se calla cada uno y qué relación guarda con el misterio global. La intriga está muy bien hilada, así como la forma en la que todo se relaciona con ese lugar del río, que tiene una presencia muy poderosa durante toda la novela. Sí que es cierto que hay muchos detalles que recordar y hay que prestar mucha atención para no perderse, yo tuve que volver atrás varias veces de hecho, pero en general creo que lo de los múltiples povs es un formato bastante estándar del género. Lo que no me acaba de convencer es que algunos personajes narren en primera persona y otros en tercera.

También creo que Hawkins hace mucho mejor trabajo con sus personajes esta vez, resultando estos mucho más complejos e interesantes y bastante más coherentes en sus motivaciones. Me gustó muchísimo cómo se desarrolla la relación entre Jules y Nel (sobre todo cuando Jules se da cuenta de que la ha juzgado mal al respecto de lo que le pasó de niña), también disfruté un montón todos los capítulos de Lena y la resolución de la historia de Katie.

Los giros no son terriblemente sorprendentes, muchos de ellos se ven venir, pero la historia es tan rica en contenido y el misterio que rodea al río y al pueblo tan fascinante que no puedo por menos que alegrarme de haberle dado otra oportunidad a la autora. Se nota que ha crecido como escritora porque su prosa es absolutamente fantástica, así que creo que su siguiente trabajo lo cogeré con muchas ganas.

Nota: 4/5

sábado, junio 16, 2018

El único recuerdo de Flora Banks

Cuando tenía diez años, a Flora Banks le detectaron un tumor en el cerebro. Desde que se lo extirparon que Flora sufre amnesia anterógrada, es decir, solo es capaz de retener recuerdos en su memoria posteriores a su operación durante un par o tres de horas, después se esfuman. Ahora Flora tiene diecisiete años, y tras besar a un chico en la playa, descubre que ha sido capaz de retener ese recuerdo. Con la esperanza de conseguir curar a su cerebro, Flora decide ir en busca de ese chico hasta casi el fin del mundo.

El único recuerdo de Flora Banks es el primer libro juvenil de Emily Barr, una periodista que escribió su primera novela mientras viajaba de mochilera por todo el mundo durante un año (life goals). Su amor por la aventura y los viajes también está presente en este título, que en un primer momento nos recordará a una versión adolescente de la película Memento.

En una de las citas de la contraportada del libro califican a esta obra como un thriller psicológico, lo cual es bastante poco preciso. En realidad es una historia de autosuperación, en la que vemos como Flora está limitada por una condición terrible que le hace olvidarlo todo al poco tiempo, y por culpa de la cual vive en un estado de confusión constante. Si ya es difícil manejarse por la vida en plenas capacidades, imagina hacerlo con la memoria prácticamente en blanco. Pero a pesar de ello Flora es una chica muy tenaz y obstinada que no se conforma con vivir arropada por sus padres y que lucha por seguir adelante y por mejorar. Está muy bien ver cómo se las va apañando para superar los obstáculos, como a fuerza de escribirse las cosas más importantes en sus brazos y en cuadernos va sorteando las dificultades y logrando sus objetivos, además de cómo logra ganarse el cariño de toda la gente que va conociendo por el camino. ¡Ya me gustaría a mí ser tan resolutiva! Aunque siendo realistas, en la vida real probablemente hubiera acabado muerta en una cuneta, porque desgraciadamente hay mucha gente malvada especialista en aprovecharse de la gente vulnerable,  y más una que lleva el pin de su tarjeta de crédito escrito en el brazo.

Lo que más me gustó de la novela fue la relación de Flora y su hermano, que atisbamos a través de los mails y cartas que se intercambian, y cómo él desea que ella sea una persona independiente, que decida por sí misma y que tenga la oportunidad de vivir su vida. Me dio pena no poder conocer más a Jacob.

Por contra, el hecho de que Flora lo olvide todo cada par de horas significa que cada tanto tiene que volver a ponerse al día, con lo cual el texto es bastante repetitivo. Es un pelín cargante el tener que leer lo de "tengo diecisiete años y besé a un chico en la playa" casi cada página, pero supongo que era inevitable.

El misterio es lo más flojito puesto que los giros se ven venir con facilidad. Con el tema de Drake realmente solo había dos opciones, y cuando estás leyendo ya ves que la autora no va a tirar por derroteros muy perversos así que escoge la más inofensiva. Y el secreto de los padres también es bastante evidente. En general todo es bastante conveniente, incluido el final.

El único recuerdo de Flora Banks es una novela muy cortita y bastante entrañable que se lee casi de un tirón y que nos enseña que hasta en las situaciones más adversas podemos encontrar la manera de vivir experiencias únicas si contamos con el apoyo necesario.

(Y es triste pero Flora tiene una vida mucho más emocionante que la mía)

domingo, junio 10, 2018

Mansfield Park

Mansfield Park es la tercera novela de Jane Austen, generalmente considerada las más compleja y controvertida de todas ellas. Una vez más seguimos las vicisitudes de una familia acomodada en el campo y sus interacciones con sus amigos y vecinos, en esta ocasión a través de los ojos de la tímida Fanny Price, quien a sus diez años se fue a vivir a casa de sus tíos para aliviar la carga de sus menos afortunados padres.

Fanny enseguida destaca por lo diferente que es a otras protagonistas de Austen como pueden ser Elizabeth o Emma, ya que es recatada, callada, extremadamente educada y obediente y estaría encantada de pasar lo más desapercibida posible. Es, en esencia, una versión de Cenicienta, una niña que tiene que soportar a las hermanastras que la tratan con superioridad, a la invisibilidad que conlleva ser considerada una inferior en clase y educación, aguantando sin más a una tía que la desprecia y que sin embargo adora todas las virtudes de sus egoístas primas. Incluso encontramos al príncipe por el que todas las jóvenes suspiran y que, sin embargo, solo tiene ojos para una chica en particular.

Me gustó mucho el tratamiento que Austen da a este romance, puesto que es una trama que no es infrecuente ver en el romance moderno pero llevada de forma mucho más deficiente. Aquí tenemos a un chico apuesto, adinerado, encantador, acostumbrado a que las mujeres beban los vientos por él, que conoce a una muchachita a la que nadie hace caso y decide que conquistarla será un reto que le proporcionará una buena dosis de diversión. Pero ¿qué pasa? Que precisamente por el hecho de que esa chica sea tan diferente, acabará enamorándose de verdad de ella. Lo que me gustó es la reacción de Fanny; ella no está enamorada de él, prefiere a otro, y además ha visto la clase de hombre que es por cómo trataba a sus primas, por lo que no tiene ningún interés en corresponder sus afectos. Todo el mundo la presiona al respecto, le dice lo egoísta e insensata que está siendo, ¿cómo se le ocurre rechazar a un hombre así, que la trata tan bien, que puede darle un buen futuro, y que encima le ha hecho un gran favor ayudando a su hermano? Muchas veces hemos visto en ficción no solo la historia de la chica normalita y tímida que acaba "domando" y cambiando al chico malo, lo cual es una tontería y un mensaje muy peligroso, sino que también vemos cómo el "nice guy", solo por el hecho de tratar bien a la chica, acaba teniendo su recompensa, como si las mujeres estuvieran obligadas a aceptar a cualquiera simplemente por el hecho de que las trate con respeto. Creo que Austen ofrece un desenlace bastante sensato a esta historia, que no suele verse muy a menudo en la literatura o ficción romántica.

Mansfield Park es seguramente la novela de Austen con una mayoría de personajes de moralidad reprobable (al menos para aquellos estándares). La evolución de todos ellos es notable y es bastante refrescante el que casi ninguno se redima hacia el final. Aunque muchos aspectos nos parezcan, naturalmente, de la edad de piedra, en otros Austen demuestra como siempre que está increíblemente adelantada a su tiempo.

Mansfield Park es más densa y más seria que otras de las novelas de Austen, y sus personajes seguramente son menos entrañables que los de los otros trabajos de la autora, pero está tan bien hilada y tiene una evolución tan coherente que termina por ser, una vez más, una joya dentro de la bibliografía de la escritora. El final es un pelín precipitado, eso sí, por lo que la considero un poco menos redonda que las otras mencionadas, pero ha sido una lectura muy disfrutable en todos los sentidos.

Nota: 4/5

jueves, junio 07, 2018

Mindhunter: Cazador de Mentes

John Douglas, agente del FBI retirado, trabajó durante años en la unidad de ciencia del comportamiento (BSU) de la agencia elaborando perfiles psicológicos de criminales y asesinos en serie para ayudar a capturarlos. Junto a uno de sus colegas llevó a cabo un ambicioso estudio en el que entrevistó a varios de los asesinos en serie y criminales más peligrosos del país, como Ed Kemper, David Berkowitz o Charles Manson, para analizar sus mentes y entender mejor qué llevaba a esa clase de personas a cometer crímenes tan violentos y escalofriantes. Gracias a este estudio y a su experiencia profesional, prestó asistencia para atrapar a asesinos como Wayne Williams (el asesino de Atlanta) o David Carpenter (el asesino del sendero, del que predijo correctamente que tendría una dificultad en el habla). Gideon y Rossi de Mentes Criminales, por poner algún ejemplo de ficción, están basados en Douglas.

Douglas nos ofrece un recorrido por su carrera, explicándonos su historia vital y cómo llegó a dedicarse a este campo tan complicado de la ley, revolucionando las técnicas para atrapar a criminales con un método que si bien no infalible, porque siempre hay criminales que escapan, sí extremadamente útil para reducir el rango de sospechosos.

Las partes más interesantes, además de ser las más difíciles, claro está, son las que relata los diferentes crímenes a los que se enfrentó en su carrera. Leer una obra de ficción es muy diferente de leer la descripciones de brutales asesinatos que ocurrieron realmente y que te ponen el vello de punta. Llegó un momento en el que pensé que jamás querría volver a salir de casa, pero entonces me hundí todavía más al comprender que daba igual... Muchas otras víctimas morían en sus hogares o a pocos metros de ellos.

Douglas, con un estilo directo y también accesible, nos explica las claves de la elaboración de perfiles, insistiendo en que para entender a un asesino hay que estudiar su obra y ponerse en su lugar, así como el de las víctimas. Cuanto más estrambótica la escena del crimen, más posibilidades hay de que el asesino dejara pistas y su firma más visible que en un asesinato a primera vista normal y corriente. Douglas también reflexiona sobre el origen de esta violencia, si hay posibilidad de evitarla a tiempo, de la escalada que lleva de la fantasía al hecho, y de cómo el sistema penal estadounidense funciona de forma deficitaria dejando en libertad condicional a criminales que una vez fuera vuelven a cometer un delito de esas características. El agente insiste en que es muy complicado valorar la supuesta evolución del comportamiento de un asesino que está privado de los estímulos que le hacen actuar y que en muchos casos se basan únicamente en su buena conducta dentro de la cárcel y en el propio asesoramiento que hace el criminal, que maquillará evidentemente para decir lo que su evaluador quiera oír. Ponía de ejemplo al mencionado Kemper, al que dejaron libre tras asesinar a sus abuelos, que en sus sesiones con el psicólogo decía estar evolucionando muy favorablemente al tiempo que tenía un cadáver en el maletero de su coche.

Para los amantes de la psicología criminal y del true crime Mindhunter es una lectura fascinante, y es realmente interesante ver cómo se llegaron a aplicar los perfiles psicológicos al ámbito policial y jurídico. Pero es también una lectura demoledora porque te das cuenta de que pese a toda la violencia que consumimos a diario en la ficción, no somos realmente conscientes del nivel de perversidad humana que existe ahí fuera, de que los monstruos son reales y de que debería ser imposible sentirse a salvo viviendo en un mundo así. El mazazo más grande, por eso, fue comprender cuántos de esos monstruos actúan llevados por el odio más puro y visceral hacia las mujeres, solo porque piensan que han sido maltratados injustamente y son ellas las que deben pagar.

Pero luego somos nosotras que lo exageramos todo.

Mindhunter me dejó tan emocionalmente exhausta que cuando Douglas explica un caso que tiene un final feliz porque es la víctima la que sobrevive y el atacante el que muere, casi me echo a llorar. Como digo, una novela muy recomendable para los que sientan interés por este tema y es una buena opción para los que disfrutaron de la serie de Netflix y quieran ahondar un poco más en el asunto mientras esperan la siguiente temporada.

Nota: 5/5