sábado, septiembre 26, 2020

El hambre

Alma Katsu utiliza de base un suceso histórico muy conocido (la expedición Donner, que en 1846 partió de Springfield camino de California en una caravana de carretas y que decidió coger un atajo que les llevó a quedarse totalmente atrapados por la nieve durante el invierno; la tragedia es particularmente conocida porque los supervivientes se vieron obligados a recurrir al canibalismo) y le aplica un giro sobrenatural: ¿qué hubiera pasado si los integrantes de la expedición Donner no solo se hubieran enfrentado a las inclemencias del tiempo sino que se hubieran topado con unas misteriosas criaturas hambrientas de carne humana?

El punto de partida es buenísimo, aunque uno podría decir que los sucesos reales ya fueron lo suficientemente terroríficos como para necesitar este toque extra. Lo cierto es que, cuando uno vive una vida relativamente cómoda en una ciudad, no es plenamente consciente de a lo merced que está el ser humano de los caprichos de la naturaleza, y lo indefenso y vulnerable ante los climas extremos. Casi podría decir que es esto lo que más miedo da en la novela, aunque no niego que la idea de sumarle la amenaza constante de estas criaturas en la sombra lo hace todavía más estremecedor.

Katsu hace un muy buen trabajo de documentación, utilizando a personas que existieron realmente y dotándoles de una historia propia que lleva al lector a familiarizarse con ellos. Tal vez hay demasiados personajes que adquieren protagonismo, porque ello hace que el grueso de la novela esté centrado en sus historias personales y los conflictos entre unos y otros, dejando un poco de lado lo más inquietante. De hecho cuando por fin la novela llega a la parte en la que la expedición, fragmentada, queda atrapada por la nieve, la acción pasa muy deprisa en comparación con el ritmo más pausado de los dos primeros tercios.

Por supuesto, la autora juega con el factor humano y cómo afecta a la mente de los personajes el vivir penurias semejantes y el progresivo descenso hacia la locura.

El ángulo sobrenatural está bien llevado, ya que Katsu da una explicación lo suficientemente vaga como para que sea la propia imaginación del lector la que llene los vacíos. Por otro lado, esto hace que no sea tan terrorífico como podría haber sido, y más teniendo en cuenta lo comentado anteriormente de que al no estar en casi ningún momento en primer plano, la sensación de agobio y temor por los personajes (más allá de todo lo demás que les pasa) queda un poco diluida.

El Hambre es una novela interesante que, en mi caso, como primer acercamiento a los detalles de la Expedición Donner, me ha resultado una lectura enriquecedora. Pero también es cierto que en algunos puntos el ritmo pausado se hace algo pesado y que para el tipo de historia que cuenta no es tan perturbadora como podría haber sido.

Eso sí, me ha puesto en el mood perfecto para la spooky season y ya tengo unas cuantas novelas de terror más esperando para ser devoradas, perfectas para el cambio de tiempo que parece que ya ha llegado para quedarse.

Nota: 3/5

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