miércoles, mayo 27, 2020

Leyendo Sherlock Holmes: El Sabueso de los Baskerville

De las cuatro novelas de Sherlock Holmes (o tres, porque Estudio en Escarlata ya la había leído hace años) la que más ganas tenía de leer, con diferencia, era esta. En parte me alegro de que en mi edición estuviera después que las otras porque así me he dejado la mejor para el final, porque la espera ha valido totalmente la pena: me ha fascinado.

En El Sabueso de los Baskerville Holmes y Watson se enfrentan a una terrorífica leyenda familiar: se dice que un fantasmal y gigantesco sabueso se aparece por las noches en el espectral páramo donde se encuentra la casa de la familia Baskerville y acaba con la vida de sus miembros, todo como castigo por un crimen atroz que cometió uno de los Baskerville generaciones atrás. ¿Es solo una leyenda o tiene algo de verdad? Porque el último Baskerville en habitar la casa ha muerto de puro terror tras asegurar haber oído al sabueso noches atrás y su heredero, el joven Henry Baskerville, podría estar en un grave peligro si decide ocupar él mismo el lugar acosado por la tragedia.

¿Qué decir de este relato? Doyle combina el misterio con el terror de una forma magistral, jugando con el miedo a lo desconocido y ese punto sobrenatural que acecha a los Baskerville sin motivo aparente.

Sherlock Holmes (2009)

La historia funciona de maravilla porque Doyle se sale de lo familiar y utiliza otros elementos que dotan a la historia de un cariz muy diferente al de las otras novelas. Para empezar, salimos de Londres para irnos al campo, y el autor crea una atmósfera muy lograda con las descripciones del lúgubre entorno que rodea la mansión de los Baskerville, en el que los gemidos del sabueso rompen el silencio nocturno y aterrorizan los pobres corazones de los implicados. Juro que cada vez que Watson dejaba solo a Henry el corazón se me ponía en un puño, especialmente en ese capítulo.

Pero lo que más me gustó de todo es que, por una vez, Watson no se limita a ser un espectador sino que tiene un rol activo. La mayor parte del relato Holmes y Watson están separados, Holmes en Londres y Watson en Devonshire, asegurándose que Henry Baskerville está a salvo y haciendo pesquisas por su cuenta. Aunque para variar Holmes ya tiene hechas sus conjeturas, Watson es de gran ayuda en la investigación y resuelve él mismo unas cuantas cosas, demostrando que él también es lo de más competente. Esa sensación de equipo es maravillosa.

Por supuesto que el lector ya sabe que todo va a tener una explicación racional (y es muy satisfactoria), pero Doyle mantiene el misterio y la ambigüedad hasta el final y hace que la lectura se disfrute inmensamente. ¡Qué pena me da habérmela terminado ya! Menos mal que todavía me quedan muchas historias cortas más por leer...

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