sábado, mayo 09, 2020

Northanger Abbey

Pues aquí estoy, triste porque ya me he leído la última novela de Austen que me quedaba pendiente (aunque todavía me quedan cosas de ella por leer, por suerte), pero contenta porque Northanger Abbey se ha colado en mi top 3.

Es la primera novela que escribió Austen y desde luego tiene un estilo un poco diferente al de sus otras novelas. Por ejemplo, la propia Austen es un personaje más del libro, metiéndose en la trama y dando su opinión sobre algunos temas cuando le parece apropiado (me encantó cuando salta en defensa de la novela y subraya lo injusto que es que sea tan menospreciada solo porque es lo que prefieren leer las mujeres), y todo con su ya más que conocido sentido del humor.

La Abadía de Northanger está contada en forma de sátira y Austen se ríe un poco de las novelas de terror gótico que tan famosas eran por entonces, como Los Misterios de Udolfo de Ann Radcliffe que es una de las obras favoritas de la protagonista. Catherine Morland, nuestra heroína, es una chica de diecisiete años bastante ingenua y ávida lectora de este tipo de historias que cuando tiene la oportunidad de salir por primera vez de su pueblo para ir a visitar Bath invitada por unas amistades, tiene las expectativas altísimas y está convencida de que terminará viviendo una emocionante aventura y un apasionado romance como las protagonistas de las novelas.

La historia es una delicia. La pobre Catherine va de decepción en decepción porque raramente la vida se ajusta a lo que esperamos de ella, aunque pese a ello la muchacha va teniendo sus alegrías, como conocer al encantador Henry y a su hermana y especialmente ser invitada a pasar con ellos una temporada en una abadía, con lo que su imaginación hecha a volar de nuevo con todos los placeres que allí le esperan. Lo mejor es cuando se convence de que el padre de Henry es un villano que o bien asesinó a su esposa o la tiene secuestrada en alguna habitación secreta de la abadía, y los sustos que se pega la pobre por culpa de todo lo que le mete Henry en su cabeza. Muy fan de la afición de ella por las historias de terror, y de ese momento en el que ella e Isabella se ponen a fangirlear y a hacer planes para leer un buen puñado de libros del género.

Todos los personajes son únicos y geniales. Cómo no siempre termino destacando a los idiotas, pero es que Isabella y John Thorpe son para echarlos de comer aparte. ¿Y quién no conoce a alguien como ellos dos? Ella, que está desesperada por ser siempre el centro de atención, y él, que va por la vida de experto y cambia la narrativa en función de lo que le interese. ¡Qué rabia cuándo miente a Catherine para que se vaya de paseo con él, y después cuando ella les dice que ya tiene planes y no puede salir con ellos él va y se los cambia sin pedirle permiso! 

En cuanto a Henry, es un poco impertinente, pero me encanta la dinámica entre él y Catherine, especialmente porque ella no tiene mucha idea de cómo tiene que comportarse y siempre le dice las cosas tal cual las piensa, criaturita.

Es una novela bastante cortita, muy amena y divertida, que parodia a los dramones góticos de la época pero que a la vez los ensalza, con una heroína inocentona que sueña con vivir una historia tan emocionante como la de los libros que le gustan. ¿No hemos pasado todos por algo así alguna vez?

Nota: 5/5

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