miércoles, junio 03, 2020

The Mysterious Affair at Styles

La primera novela de Agatha Christie, en la que ya hace aparición el emblemático Hercule Poirot, es también la primera novela suya que leí, hace casi quince años... Lo cierto es que no me acordaba de absolutamente de nada, ni siquiera de la identidad de la persona responsable de la muerte de la pobre señora Inglethorp, así que sumado al hecho de que esta vez me lo he leído en su idioma original, lo he podido disfrutar al máximo otra vez. (Aquí está la reseña que hice en su momento, por si interesa).

El caso que investiga Poirot es el de una mujer de setenta años que ha muerto envenenada. Toda su familia sospecha de su reciente marido, un hombre veinte años más joven que parece claro que estaba con ella con su dinero, y el hecho de que se encuentren los restos calcinados de un testamento en la chimenea de la víctima parece indicar que precisamente el dinero es el motivo. Claro está, el marido no es el único que anda tras la fortuna de la fallecida...

The Mysterious Affair at Styles es recordada frecuentemente precisamente por ser la primera novela publicada de la reina del suspense, y en la que como hemos dicho se daría a conocer un personaje que hoy día sigue siendo más que recordado (eso sí, Kenneth Brannagh no se parece en NADA a la descripción que nos da Christie; David Suchet, en cambio, es perfecto), pero no es de sus obras más emblemáticas pese a que estamos ante un misterio que hasta el último capítulo mantiene en vilo al lector.

Christie menciona a Sherlock Holmes cuando Hastings, el protagonista, dice que le encantaría ser un detective como él, y podemos ver la influencia en el hecho de que la historia esté narrada en primera persona por el "ayudante" del excéntrico detective y cómo esté se guarda información clave hasta tener una idea clara del conjunto. Pero las similitudes se quedan ahí, ya que el estilo de Christie, incluso en una obra tan temprana, ya indica que va a ser único y que la escritora va a ser tan influyente en la literatura posterior como lo fue Doyle en su momento.

Salvando las distancias este libro es como un episodio de Ley y Orden, en el que el trabajo de investigación se combina con las vistas judiciales en la que los abogados tratan de convencer al jurado con los hallazgos encontrados en dicha investigación. No me acordaba de este detalle y los capítulos dedicados a los juicios me encantaron.

Es fácil ir haciendo conjeturas y descartando y añadiendo sospechosos no solo porque casi todos los personajes ocultan cosas, sino porque Hastings es un poco idiota y se entera de la misa la mitad. Me hizo mucha gracia cómo continuamente se iba diciendo a sí mismo que Poirot ya no es lo que era y convenciéndose de que estaba equivocado. Que Poirot es un poco insoportable, eso está claro, ¡pero Hastings para querer ser detective no es especialmente observador! 

En definitiva, que soy muy fan de Agatha Christie y me lo paso de miedo con la forma tan maravillosa que tiene de jugar al despiste con el lector.

Nota: 4/5

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