sábado, agosto 12, 2006

Algunos pasajes de La Princesa Prometida

Algunos extractos del libro de La Princesa Prometida, libro que como ya habréis podido suponer si habéis leído la entrada anterior recomiendo encarecidamente (y por supuesto la película también pese a la cutre edición en DVD que tenemos los españolitos).

-Te amo -le dijo Buttercup-. Sé que esto debe resultarte sorprendente, puesto que lo único que he hecho siempre ha sido mofarme de ti, degradarte y provocarte, pero llevo ya varias horas amándote, y cada segundo que pasa te amo más. Hace una hora, creí que te amaba más de lo que ninguna mujer ha amado nunca a un hombre; media hora más tarde, supe que lo que había sentido entonces no era nada comparado con lo que sentí después. Mas al cabo de diez minutos, comprendí que mi amor anterior era un charco comparado con el mar embravecido antes de la tempestad. A eso se parecen tus ojos, ¿lo sabías? Pues sí. ¿Cuántos minutos hace de eso? ¿Veinte? ¿Serían mis sentimientos tan encendidos entonces? No importa. -Buttercup no podía mirarlo. El sol comenzó a asomar entonces a sus espaldas y le infundió valor-. Ahora te amo más que hace veinte minutos, tanto que no existe comparación posible. Te amo mucho más en este momento que cuando abriste la puerta de tu choza.
Capítulo 1, La Prometida. Páginas 79 y 80.

-¿Qué si te amo? Dios mío, si tu amor fuera un grano de arena, el mío sería un universo de playas.

Westley, Capítulo 1, La Prometida. Página 84.

A la mañana siguiente, Íñigo comenzó la búsqueda. Lo había planificado todo con sumo cuidado. Encontraría al hombre de seis dedos. Se le acercaría y le diría sencillamente: "Hola, me llamo Ínigo Montoya, tú mataste a mi padre, disponte a morir", y entonces, oh, entonces, comenzaría el duelo.
Capítulo 5, El Anuncio, página 157

-Chulo, chulo - le gritaban a Fezzik, a manera de provocación, durante el recreo que hacían por las mañanas para tomar el yogur.
-No soy chulo - les contestaba Fezzik en voz alta.
(Pero para sí murmuraba: "Nulo, nulo". Jamás se atrevería a considerarse poeta, porque no era nada de eso; sólo le gustaban las rimas. Todo lo que oía lo rimaba para sus adentros. Algunas veces, las rimas tenían sentido, otras, no. Fezzik nunca se preocupó demasiado por el sentido; lo único que le importaba era el sonido.)
-Cobarde.
Aguarde.
Capítulo 5, El Anuncio, página 175

Si os ha gustado no dudéis en haceros con el libro. Vale muchísimo la pena.

2 comentarios:

Raistlin dijo...

"Hola, me llamo Ínigo Montoya, tú mataste a mi padre, disponte a morir"

Magnífica.

Y las rimas de Fezzik eran graciosísimas, jajaja xD

hidefan dijo...

Jeje, es que es LA FRASE, en mayúsculas. Íñigo es el mejor ^^

Las rimas de Fezzik tienen un papel determinante en el libro ^^