sábado, enero 01, 2022

A través de mi ventana

La verdad es que hacer reseñas de este tipo de libros me cuestan porque no soy para nada su público objetivo así que poco saco de su lectura. Siempre me pregunto por qué sigo leyendo esta clase de historias que casi nunca me gustan, supongo que en este caso es por la curiosidad de ver qué tenía de especial para que Netflix le hiciera película, y la respuesta es básicamente: nada.

Es decir, puedo más o menos entender por qué es popular, porque no deja de ser la típica historia del chico malote que trata a las chicas como basura hasta que se enamora de la protagonista que le hace querer cambiar y ser mejor persona y barf. Además es bastante erotiquillo o sea que supongo que para las chicas adolescentes eso será un plus.

Esta es la historia de amor de Raquel, una chica que acosa a su vecino, Ares, que está buenísimo pero que jamás le ha hecho caso. Lo espía, lo sigue, etcétera, todo muy normal. Entonces empiezan a hablar cuando sus vecinos se quedan sin Internet y deciden robarle el wifi a la muchacha. Ya no es solo que le roben el wifi, es que Ares le hackea el ordenador, mira su historial de navegación y toda la pesca. Lo que más me flipó es que esto lo justifican más tarde como un gesto de lo más romántico, cuando tendrían que haber acabado los dos con una denuncia. En fin. Ares es un imbécil que solo la quiere para pasar un buen rato, pero Raquel está enamoradísima y se propone conseguir que él caiga rendido a sus pies.

El libro es medianamente entretenido, aunque obviamente es muy cliché y llega un punto que se hace muy cansino, al menos no llega a hacerse excesivamente aburrido. Es lo poco positivo que puedo destacar porque más allá de eso no tiene nada interesante. La pluma de la autora es bastante pobre, no tiene vocabulario apenas y los personajes se pasan todo el libro arrugando las cejas, apretando los puños a sus costados o cruzando los brazos sobre su pecho. No hay mucho trabajo de edición, hay escenas en las que están de pie y de repente están tumbados o cruzan los brazos cuando los han cruzado en el párrafo anterior, cosas así. Las escenas de sexo son todas prácticamente iguales. Y la puntuación es terrible, terrible. 

La autora plantea algunos temas muy serios de la peor forma posible, algo que no me sorprendió porque es algo habitual pero jolín. Puse los ojos en blanco con el capítulo del intento de violación porque es supercliché, pero es que lo que hace la autora con Yoshi es telita. Raquel se enfrenta a una situación muy difícil con su mejor amigo, que ha hecho algo que la ha dejado muy afectada, y el siguiente capítulo trata sobre una foto de Ares y los hermanos que se ha hecho popular en Facebook y que no tiene absolutamente ninguna importancia en la trama. No sé si esto fue un añadido después o es que al irse publicando en Wattpad iba escribiendo conforme se le ocurría pero uf. 

La sensación que me produjo esta historia fue sobre todo pena. Pena por la construcción del personaje de Raquel: una chica adolescente sin intereses, sin aspiraciones, sin vida más allá de lo mucho que le pone Ares y lo que le gustan sus ojos azules y sus abdominales de dios griego, y que le sigue yendo detrás aun con lo mal que la trata. Hacia el final se nos menciona que "siempre ha querido estudiar psicología para ayudar a la gente" y que ha ganado varios campeonatos de ajedrez, pero en ningún momento se traslada eso al texto. Y las razones del muchacho para tratar tan mal a las chicas también tela. Y en serio, esa glorificación del alcohol en una historia dirigida a adolescentes... Casi chillo al final cuando Raquel le dice a Ares que "las fiestas nunca han sido lo mío" cuando se ha tirado todo el libro de juerga bebiéndose hasta el agua de los floreros.

Solo me gustaron dos momentos: el partido de fútbol cuando Ares se levanta la camiseta que es muy mono, y cuando Carlos le lee la cartilla a Ares, el único personaje sensato, la verdad.

Quizá si algún día estoy aburrida lea el segundo sobre Artemis y Claudia, ya veremos.

Nota: 2/5

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