domingo, marzo 03, 2019

El Exorcista

Continúo mi recorrido por los clásicos de la literatura de terror con una novela que no necesita presentación: El Exorcista, de William Peter Blatty, quien se encargaría de escribir asimismo el guion de la conocidísima película dirigida por William Friedkin.

El autor se inspiró en hechos reales para llevar a cabo su historia, específicamente en el caso de un niño que supuestamente fue poseído por un demonio a finales de los años cuarenta y al que le administraron varios exorcismos. En esta novela, una niña de doce años, hija de una conocida actriz, cae presa de un demonio con el que se comunicaba a través de un tablero ouija.

La novela es magnífica, empecemos por ahí. El trabajo que hace Blatty desarrollando la historia es excepcional, y aunque lógicamente no impacte tanto si se ha visto primero la película (que es bastante fiel), eso no quita que el autor consiga sumergirte en esos terribles acontecimientos absoluta y profundamente.

Aunque es una novela de terror, y tiene ciertamente algunos momentos de los que ponen el vello de punta (creo que mi escena favorita es cuando hipnotizan a Regan y tiene lugar la primera conversación con el demonio), más que asustarte el autor te invita a reflexionar sobre temas como la fe, la diferencia entre creer en un ente maligno y otro benigno, y cómo pueden afectar los sucesos traumáticos a la frágil mente del ser humano. El ángulo que toma Blatty me sorprendió e intrigó, puesto que no hay duda de que hay un ser sobrenatural detrás del rápido deterioro de la pequeña Regan, pero durante gran parte de la novela se nos ofrecen toda clase de explicaciones científicas sobre diferentes enfermedades que podrían estar vinculadas a esa afectación. ¡Incluso síntomas como la telepatía tienen explicación racional! Y como sabemos que no se ha llegado a probar en la vida real que una posesión demoníaca sea real, es muy interesante ver las diferentes explicaciones sobre aspectos como que el poseído hable lenguas que no conoce, que le aparezcan letras en la piel o que muestre diferentes personalidades con lenguaje y voces distintas.

El libro ofrece mucha información, pero no de una forma agobiante. El ritmo es el correcto ya que el autor va subiendo y subiendo y subiendo hasta que llega el momento del exorcismo cuando ya no hay vuelta atrás, y desde luego que vale mucho la pena llegar hasta ahí. 

Eso sí, para mí la gran fortaleza de esta novela es el personaje del Padre Karras, que en la película fue excelentemente interpretado por Jason Miller. Un jesuíta con pinta de boxeador atormentado por la culpa tras la muerte de su madre que tiene dudas sobre su fe y que se involucra con todo lo que tiene en el caso de Regan; siento un genuino afecto por Karras, en las dos versiones, porque su viaje personal es el alma de la historia.

¿Se merece El Exorcista la calificación de clásico imprescindible? Absolutamente sí. Es una novela atemporal muy recomendada para cualquiera que no sea muy aprensivo y que simplemente disfrute con un libro bien escrito de los que te hacen pensar y te atrapan en su terrorífica y a la vez triste historia.

Nota: 4/5

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