jueves, junio 07, 2018

Mindhunter: Cazador de Mentes

John Douglas, agente del FBI retirado, trabajó durante años en la unidad de ciencia del comportamiento (BSU) de la agencia elaborando perfiles psicológicos de criminales y asesinos en serie para ayudar a capturarlos. Junto a uno de sus colegas llevó a cabo un ambicioso estudio en el que entrevistó a varios de los asesinos en serie y criminales más peligrosos del país, como Ed Kemper, David Berkowitz o Charles Manson, para analizar sus mentes y entender mejor qué llevaba a esa clase de personas a cometer crímenes tan violentos y escalofriantes. Gracias a este estudio y a su experiencia profesional, prestó asistencia para atrapar a asesinos como Wayne Williams (el asesino de Atlanta) o David Carpenter (el asesino del sendero, del que predijo correctamente que tendría una dificultad en el habla). Gideon y Rossi de Mentes Criminales, por poner algún ejemplo de ficción, están basados en Douglas.

Douglas nos ofrece un recorrido por su carrera, explicándonos su historia vital y cómo llegó a dedicarse a este campo tan complicado de la ley, revolucionando las técnicas para atrapar a criminales con un método que si bien no infalible, porque siempre hay criminales que escapan, sí extremadamente útil para reducir el rango de sospechosos.

Las partes más interesantes, además de ser las más difíciles, claro está, son las que relata los diferentes crímenes a los que se enfrentó en su carrera. Leer una obra de ficción es muy diferente de leer la descripciones de brutales asesinatos que ocurrieron realmente y que te ponen el vello de punta. Llegó un momento en el que pensé que jamás querría volver a salir de casa, pero entonces me hundí todavía más al comprender que daba igual... Muchas otras víctimas morían en sus hogares o a pocos metros de ellos.

Douglas, con un estilo directo y también accesible, nos explica las claves de la elaboración de perfiles, insistiendo en que para entender a un asesino hay que estudiar su obra y ponerse en su lugar, así como el de las víctimas. Cuanto más estrambótica la escena del crimen, más posibilidades hay de que el asesino dejara pistas y su firma más visible que en un asesinato a primera vista normal y corriente. Douglas también reflexiona sobre el origen de esta violencia, si hay posibilidad de evitarla a tiempo, de la escalada que lleva de la fantasía al hecho, y de cómo el sistema penal estadounidense funciona de forma deficitaria dejando en libertad condicional a criminales que una vez fuera vuelven a cometer un delito de esas características. El agente insiste en que es muy complicado valorar la supuesta evolución del comportamiento de un asesino que está privado de los estímulos que le hacen actuar y que en muchos casos se basan únicamente en su buena conducta dentro de la cárcel y en el propio asesoramiento que hace el criminal, que maquillará evidentemente para decir lo que su evaluador quiera oír. Ponía de ejemplo al mencionado Kemper, al que dejaron libre tras asesinar a sus abuelos, que en sus sesiones con el psicólogo decía estar evolucionando muy favorablemente al tiempo que tenía un cadáver en el maletero de su coche.

Para los amantes de la psicología criminal y del true crime Mindhunter es una lectura fascinante, y es realmente interesante ver cómo se llegaron a aplicar los perfiles psicológicos al ámbito policial y jurídico. Pero es también una lectura demoledora porque te das cuenta de que pese a toda la violencia que consumimos a diario en la ficción, no somos realmente conscientes del nivel de perversidad humana que existe ahí fuera, de que los monstruos son reales y de que debería ser imposible sentirse a salvo viviendo en un mundo así. El mazazo más grande, por eso, fue comprender cuántos de esos monstruos actúan llevados por el odio más puro y visceral hacia las mujeres, solo porque piensan que han sido maltratados injustamente y son ellas las que deben pagar.

Pero luego somos nosotras que lo exageramos todo.

Mindhunter me dejó tan emocionalmente exhausta que cuando Douglas explica un caso que tiene un final feliz porque es la víctima la que sobrevive y el atacante el que muere, casi me echo a llorar. Como digo, una novela muy recomendable para los que sientan interés por este tema y es una buena opción para los que disfrutaron de la serie de Netflix y quieran ahondar un poco más en el asunto mientras esperan la siguiente temporada.

Nota: 5/5

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