miércoles, enero 03, 2018

Lo que habita dentro

Las historias de un grupo de niños que se enfrentan a un ente sobrenatural no son precisamente nuevas, pero sí que en el último par de años están más de moda que nunca gracias a propuestas como la nueva adaptación de It de Stephen King o la ultrapopular serie de Netflix Stranger Things.

Lo que habita dentro, de la asturiana Malenka Ramos, vendría a ser It a la española; la historia empieza en Galicia, en 1987, cuando en la noche de los muertos un grupo de amigos preadolescentes se mete en una casa abandonada por una apuesta. Allí encuentran un misterioso pozo en el sotáno, y, al destaparlo, ven subir a una terrorífica criatura con una máscara de conejo. Aunque salen pitando de allí, su pesadilla acaba de comenzar: todos, sin excepción, empiezan a sufrir terribles terrores nocturnos que parecen de lo más reales, y dos conocidos, quienes también estaban en la casa, son asesinados en los siguientes días. Ahora, casi treinta años después, las pesadillas han vuelto, y el hombre de la máscara de conejo con ellas. De modo que no les quedará más remedio que volver a su antiguo pueblo y enfrentarse, ya de adultos, a ese miedo infantil que no les ha abandonado nunca.

La novela bebe sustanciosamente del cine de terror y sigue una estructura bastante estándar, vista en muchas películas del género. El suceso traumático en el pasado, el modo en el que todos se ven afectados, la separación, la reunión años después, la búsqueda de pistas, el descubrimiento de que todo se remonta a mucho más atrás de lo que pensaban, el giro final... A la que uno esté un poco versado en el terror reconocerá muchas de las situaciones de haberlas visto en películas o libros de miedo de las de toda la vida, especialmente en las que salgan niños que murieron de una forma espantosa y que vuelven para atormentar a los vivos. Es difícil escapar de los clichés en este caso.

Ramos nos ofrece un misterio bastante interesante en el que se entrelaza el pasado con el presente, mostrándonos qué ha sido de aquellos niños que se hacían llamar los Supersónicos y tenían un escondite secreto en el que se reunían cada tarde a la hora de merendar. La primera parte es un pelín redundante porque ahonda mucho en las visiones de cada uno de los niños las noches después de destapar el pozo, pero la prosa es muy ágil por lo que resulta fácil de leer. La autora tiene muy buena mano para las escenas de terror, algunas de ellas son realmente espeluznantes, y se trasladarían de forma muy fluida a la acción real si algún día es adaptada a película.

Lo que habita dentro hace un buen uso de la historia más negra del país, uniendo las incontables desgracias acaecidas en nuestras costas con el origen del mal al que encarna Bunny, el cruel.

Estamos ante una novela que se lee rápido y que gustará a los fans del misterio y terror porque la trama engancha, está bien hilada y algunas escenas están muy logradas. Eso síla historia es bastante convencional dentro del género y la narrativa no es demasiado elaborada, por lo que si se busca una novela más compleja es posible que esta sepa a poco.

¡Y por cierto! Sé que es un detalle menor, pero a mí estas cosas me dan quebraderos de cabeza: la mujer de uno de los protagonistas cambia de nombre al final del libro. Un tirón de orejas al editor por no darse cuenta.

Nota: 3/5

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