jueves, abril 16, 2020

Leyendo Sherlock Holmes: Relatos II

ESCÁNDALO EN BOHEMIA

Holmes ayuda a un rey extranjero que necesita recuperar una foto comprometedora con una antigua amante; está a punto de casarse y su ex amante amenaza con hacer pública la foto y arruinar el compromiso. Holmes pronto idea una manera de averiguar dónde tiene escondida la fotografía la señorita en cuestión, que hasta el momento se ha mostrado sumamente cauta y escurridiza.

Este es uno de los relatos más importantes de todo el lore holmesiano puesto que se trata de la primera aparición de la mujer, Irene Adler. No solo eso, sino que es el primer fracaso de Holmes y quien le supera en intelecto es nada más ni nada menos que una mujer, algo que para el detective era impensable antes de conocerla a ella. A Holmes le impresiona muchísimo ese breve encuentro con una mujer tan fuera de lo común y hay múltiples teorías acerca de si entre ellos dos había algo más que admiración mutua, pese a la introducción de Watson en la que muy convencido nos explica por qué Holmes es incapaz de abandonarse a algo tan fútil como el romance.

También interesante es la descripción de la rutina de Holmes ahora que Watson ya no vive con él, intercalando semanas de investigación y actividad con otras en las que simplemente se dedicaba a las drogas.


EL HOMBRE DEL LABIO RETORCIDO 

Watson acude a un fumadero de opio en busca del marido de una amiga de su esposa cuando se topa con Holmes, que se encuentra en el tugurio disfrazado en mitad de una investigación que le tiene descolocado. Está tratando de averiguar qué le pasó a un hombre adinerado que fue avistado por su esposa en el segundo piso del lugar y que luego pareció esfumarse, sin más testigo que un mendigo que asegura no saber nada. Holmes está convencido de que el desaparecido ha sido asesinado, pero no encuentra la forma de probarlo.

Un caso divertido con una resolución muy chula. Es gracioso cómo Watson lo deja todo para irse a investigar con Holmes pese a que, una vez más, él se limita a escuchar y a tomar notas. Él se lo pasa pipa, vamos.


LAS CINCO SEMILLAS DE NARANJA

Un joven muy asustado solicita la ayuda de Holmes tras recibir un sobre con cinco semillas de naranja en el que se le exige que devuelva unos papeles que ya no existen. Su padre y su tío recibieron cartas semejantes y al poco tiempo encontraron la muerte, por lo que el caso es de extrema urgencia.

En esta ocasión Holmes se efrenta... ¡al KKK! Dando por saco desde tiempos inmemoriales... Es una historia un poco agridulce porque técnicamente Sherlock lo resuelve, pero no se termina haciendo realmente justicia.

Sherlock (2010-2017)


UN CASO DE IDENTIDAD

Un nuevo caso para la pareja a los que se les pide que encuentren al prometido de una muchacha, desaparecido momentos antes de su boda.

Este relato es más ligerito aunque sinceramente, da un poco de rabia cuando Holmes ya lo resuelve todo escuchando el relato inicial de su cliente. ¡Si es que a veces no investiga apenas nada! Como dice Sherlock aquí no se ha cometido delito alguno pero menudo ser más despreciable el que está involucrado en el asunto, madre mía.


LA LIGA DE LOS PELIRROJOS

Holmes y Watson se enfrentan a un caso de lo más peculiar: un hombre, dueño de una pequeña casita de empeños y con el pelo rojo como el fuego, les va a ver para explicarles su asombrosa historia: un día vio en el periódico que la Liga de los Pelirrojos, de la que no había oído hablar en su vida, estaba buscando un nuevo representante. Su ayudante le animó a presentarse al puesto, ya que no tenía nada que perder, y le dieron el trabajo, que simplemente consistía en estar en un despacho cuatro horas cada mañana y copiar la enciclopedia a cambio de una nada desdeñosa cantidad. Al hombre le parecía un complemento fantástico a su negocio hasta que se encuentra el chiringuito cerrado sin ninguna explicación, razón por la que acude a Holmes.

Me ha encantado este relato, es de los más originales hasta el momento. El caso que parece una broma que le han gastado al pobre hombre resulta que tiene detrás a una de las mentes criminales más importantes del país (no, no es Moriarty todavía) y sin saberlo él, se está fraguando un plan de lo más elaborado para cometer uno de los delitos del siglo. Menos mal que está Sherlock Holmes para pillar a los criminales con las manos en la masa.


LA AVENTURA DEL DETECTIVE MORIBUNDO

Watson se lleva un susto tremendo cuando la señora Hudson, la ama de llaves de Holmes, viene a verlo muy asustada porque el detective se está muriendo. Watson va corriendo y efectivamente se encuentra a su amigo en las últimas, víctima de una desconocida enfermedad tropical. El médico se empeña en ir a buscar a alguien que pueda ayudarlo, pero Holmes insiste en que solo puede ayudarle una persona y necesita que Watson siga sus instrucciones al pie de la letra.

Otra historia que no es para nada lo que parece y de nuevo Holmes demuestra que es un hombre de incontables recursos. Me gustó la comparación que hace el señor Smith (el médico al que va a buscar Watson) del trabajo que hacen Holmes y él, afirmando que es muy similar solo que él caza microbios en vez de criminales. ¿Suena similar a una de las adaptaciones más conocidas con un cascarrabias doctor especialista en diagnósticos como protagonista?


EL CARBUNCLO AZUL

Holmes está entretenido con un caso de lo más normal y corriente: encontrar al dueño de un sombrero que lo perdió, junto a un ganso de Navidad, tras una trifulca callejera y que acabó en las manos del mensajero del detective, al que este regaló el animal. La cosa se pone interesante cuando, al cocinar el ave, la mujer del mensajero se encuentra en su buche una piedra preciosa que había sido robada unos días atrás a una condesa.

Otro relato con el que me lo he pasado de miedo. Es divertidísimo seguir el camino a la inversa que hacen Holmes y Watson para descubrir exactamente cómo terminó la joya en el buche del animal y el montón de casualidades que se dieron para que esta terminara parando precisamente en las manos de Sherlock.

Y por cierto que me encanta que con el tiempo que lleva Watson colaborando con Holmes, todavía se sigue sorprendiendo cuando el otro empieza con su retahíla de deducciones. Sus "¡Pero Holmes, por favor!" me hacen reír todas las veces.

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