miércoles, mayo 23, 2018

Fahrenheit 451

Let you alone! That's all very well, but how can I leave myself alone? We need not to be alone. We need to be really bothered once in a while. How long is it since you were really bothered? About something important, about something real?
El título hace referencia a la temperatura en la que arde el papel, además de ser el número de la brigada de bomberos a la que pertenece el protagonista: pero no bomberos que apagan fuegos, sino que los provocan para quemar libros, prohibidos en una sociedad que cree haber encontrado la clave para la felicidad.

Considerada la gran obra maestro del genio de la ciencia ficción Ray Bradbury, Fahrenheit 451 nos presenta una distopía que tampoco está tan alejada de la realidad de hoy en día. ¿Cómo hacer para que el pueblo esté contento, que no se siente ofendido, ni irritado, ni mucho menos con ganas de rebelarse? Dáselo todo mascadito, destruye todo lo que sea mínimamente controvertido, hazles creer que son felices ocupando su tiempo libre embobados con la televisión o corriendo a cientos de kilómetros por hora con el coche. Haz que NO PIENSEN, que no tengan opciones, que se conformen con lo que tienen.

Bradbury explora, en esencia, la importancia del individualismo y lo peligroso de caer en el borregismo; de cómo es muy sencillo hacernos creer que pasándonos horas y horas inmersos viendo series o programas de televisión, en Internet, incluso matándonos en el gimnasio ya tenemos suficiente, mientras el gobierno hace lo quiere con nosotros, nos ningunea, apela al pensamiento colectivo y más allá de algunas quejas sin fundamento permitimos que todo siga igual.

Lo fascinante de estas distopías, especialmente las escritas cuando la sociedad era tan distinta, es que a menudo predicen el futuro de una forma tan asombrosa como terrorífica. Y, especialmente, son libros que vale la pena leer porque, cuanto menos, hacen reflexionar al lector, que no es precisamente poco.

Bradbury navega en algunas de estas ideas de forma muy acertada y con una prosa lírica preciosa a través de los ojos de Guy Montag, un bombero que conoce a una excéntrica chica que no ve el mundo como el resto de la gente y que empieza a plantearse si ha llegado el momento de despertar. Las dos primeras partes son magníficas, la tercera lo es un poco menos, pero aun después de tantos años la esencia se mantiene: ojo porque viendo hacia dónde vamos, incluso con la libertad de comunicación que a priori permiten las redes sociales, una sociedad así no parece tan descabellada.

Nota: 3'5/5

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