viernes, abril 20, 2018

El hombre ilustrado

Fun fact: me compré este libro, hace como mil años, porque Reid lo menciona en un episodio de Mentes Criminales.

Ray Bradbury, leyenda de la ciencia ficción, recopila en este libro dieciocho relatos cortos que vienen precedidos de una curiosa introducción: un hombre que trabajaba en una feria se rompió una pierna y para no perder el trabajo se tatuó todo el cuerpo. Solo que más que tatuajes son ilustraciones, que se mueven y cuentan sus propias historias y que también muestran el futuro. Las historias que cuentan estas ilustraciones son las siguientes:

-La pradera: Un familia vive en una casa inteligente, en la que hay máquinas para todo: para prepararte la comida, bañarte, vestirte, atarte los zapatos, lavarte los dientes, acunarte en la cama. Además, tienen un cuarto cuyas paredes están programadas para mostrar, de forma increíblemente realista, lo que uno quiere que muestren, como una realidad virtual aumentada. El problema es que últimamente los dos niños solo piensan en una pradera de África, con un sol abrasador y unos leones sedientos de sangre. Cuando sus padres creen que ha llegado el momento de dejar de obsesionarse con el cuarto, los niños se rebelan.

Siempre me fascina leer estas historias que predicen el futuro porque, ¿quién pensaba en realidad virtual en 1951? Pues los escritores de ciencia ficción, claro está. Bien podría ser un episodio de Black Mirror con ese final tan espeluznante. 

-Calidoscopio: Tras un accidente que destroza su nave, un grupo de astronautas es despedido hacia el espacio exterior. Lo único que pueden hacer en sus últimos resquicios de vida es hablar entre ellos.

Pese a su corta longitud es una interesante reflexión sobre el sentido de la vida y la muerte, que además ofrece una imaginaria bellísima. Una de las historias más sólidas del libro.

-El otro pie: En 1965 todos los ciudadanos de raza negra del mundo se fueron a vivir a Marte. Poco después, estalló la tercera guerra mundial en la Tierra. Tras veinte años, un cohete aterriza en Marte con un hombre blanco; ahora es el turno de que sean ellos los que sufran como sufrieron ellos.

Bradbury comenta en la introducción que nadie le quería publicar esta historia en su momento. No es de extrañar, ya que aquí son los negros los que están en mayoría y los que quieren que los blancos sepan qué se siente cuando los obligan a sentarse al fondo del autobús, al fondo del cine, a comer separados, a ser exhibidos en circos, a ser esclavizados. Parece mentira que fuera hace tan poco cuando todo esto sucedía a la inversa y se daba como normal. El final de la historia no sé si es realista, solo sé que los blancos, en buena parte, no lo harían.

-La carretera: Un campesino ve cómo por la carretera junto a su terreno pasan centenares de coches en dirección al norte, a Estados Unidos. Finalmente uno se detiene y sus ocupantes le informan de que ha estallado la tercera guerra mundial.

Bradbury estaba convencido de que la guerra atómica era inminente, ¿eh? Y no me extraña. Una historia muy breve con un final absolutamente genial.

-El Hombre: Un cohete aterriza en un planeta inexplorado. Sus habitantes, pero, no les hacen ni caso, porque apenas unas horas atrás recibieron a alguien mucho más importante: Dios mismo.

No es de mis favoritas, pero es curiosa esa reflexión sobre la religión y de hasta dónde seríamos capaces de llegar por encontrarnos con Dios. Y si así fuera, ¿qué le pediríamos? El final es muy bueno también.

-La larga lluvia: Un grupo de astronautas se estrella en Venus, donde llueve a todas horas. Sin nada con lo que puedan protegerse de la lluvia, deambulan por el planeta en busca de una cúpula solar en la que poder estar secos.

Me maravilla que de una idea tan sencilla el autor sea capaz de crear una situación tan terrible; la lluvia no da miedo de por sí, pero imagina el no poder resguardarte de ella, el sentir sus mordeduras de aguja a todas horas, en la cabeza, en la piel. Para volverse loco.

-El hombre del cohete: Doug, con catorce años, apenas ve a su padre, porque siempre está viajando por el espacio y solo vuelve a casa tres o cuatro veces al año. Su madre quiere que lo convenza para que se quede definitivamente.

Una historia familiar sobre un padre ausente que cuando está en el espacio añora su casa pero que cuando está en casa añora el espacio, y cómo afecta eso a su relación con su hijo y especialmente con su esposa. Muy chula.

-La última noche del mundo: Un matrimonio discute sobre el fin del mundo.

Pese a lo corta que es esta historia da que pensar. ¿Cómo reaccionaríamos si supiéramos, de forma inequívoca, que se va a acabar el mundo en unas pocas horas? Yo creo, que, la mayoría, actuaríamos como este matrimonio.

-Los desterrados: Un cohete se dirige a Marte. Los habitantes del planeta rojo quieren evitarlo a toda costa.

También llamada la historia RPF de este libro. La premisa está chula: Edgar Alan Poe, Charles Dickens, William Shakespeare... Viven en Marte un siglo después de que la Tierra quemara todos sus libros. O la mayoría, porque es gracias a los pocos que quedan que su espíritu sigue todavía vivo. ¿No es esa la más pura verdad? ¿Que los artistas son inmortales gracias a que sus obras permanecen en los corazones de sus seguidores? No es de mis favoritas tampoco, pero el concepto me parece muy chulo.

-Una noche o una mañana cualquiera: Un astronauta no sabe cómo probar que lo que no puede ver o tocar en un instante preciso existe realmente.

¿Sabéis cómo los niños muy pequeños se olvidan de la existencia de las cosas que no están viendo en ese momento? Pues eso le pasa al protagonista de esta historia. ¿Cómo sabes realmente que la gente que te importa está viva en el mismo momento en el que lo piensas, si no puedes verlos? Imagina enloquecer de ese modo... Nada sería real más que uno mismo y casi que ni eso. Me encanta la variedad de temas que, dentro del contexto de la ciencia ficción, toca el autor.

-El zorro y el bosque: Un matrimonio del futuro, hastiados del mundo, viajan al pasado y deciden escapar y quedarse en 1938.

Está muy lograda la tensión que sufren los protagonistas de sentirse perseguidos en todo momento por la malvada corporación del futuro que los busca para traerlos de vuelta al mundo que les corresponde, un planeta tierra en decadencia y que probablemente sea a donde nos dirigimos realmente. De nuevo, un gran final.

-El visitante: Los aquejados de una enfermedad terminal llamada herrumbre de sangre son desterrados a Marte, donde lo único que pueden hacer es dormir y esperar la muerte. Hasta que un día llega un extraño visitante, un chico que es capaz de crear cualquier ilusión de forma tan vívida que es como si fuera real.

Básicamente, una historia tan vieja como el albor de los tiempos: el ser humano es demasiado codicioso por naturaleza y eso le lleva a su ruina.

-La mezcladora de cemento: Cuando los marcianos por fin deciden invadir la Tierra, se encuentran una resistencia que no esperaban.

Un enfoque muy original sobre una invasión extraterrestre y la forma de combatirla de los humanos.

-Marionetas, S.A.: Un hombre aconseja a su amigo que se compre una marioneta a imagen y semejanza suya para tener más libertad.

La historia en sí es muy sexista (los hombres quieren las marionetas para librarse de sus mujeres, que los tienen atados), pero el autor, en tan pocas páginas, le da una vuelta de tuerca tan genial que acaba siendo de las mejores del libro. Me encanta.

-La ciudad: Un cohete aterriza en una ciudad inexplorada, sin saber que, en realidad, está viva.

Esto daría para una película de terror. Bradbury tenia un don para escribir finales, en serio.

-La hora cero: Todos los niños menores de diez años del país se han aficionado a un juego llamado "la invasión". Sus padres lo encuentran muy divertido hasta que se dan cuenta de que no es tan inocente como parecía.

¿Qué mejores aliados para una invasión que los niños? Los adultos no se coscan de nada hasta que ya es demasiado tarde. Muy inquietante, la adaptaron a serie de televisión hará un par de años con Lily Rabe al frente del reparto.

-El cohete: Un padre de familia ahorra el suficiente dinero para hacer un viaje espacial. El problema es que solo un miembro de su familia puede montarse en el cohete y nadie quiere ganarse el rencor de los demás. Al final, el hombre encuentra la solución.

Una preciosidad de relato sobre el poder de la imaginación y de cómo con fuerza de voluntad y creatividad podemos hacer felices a aquellos que más nos importan.

-El hombre ilustrado: Un antiguo acróbata pierde su trabajo en el circo después de echarse a perder físicamente. Para permanecer en el circo accede a tatuarse todo el cuerpo, pero los tatuajes del pecho y de la espalda mostrarán imágenes tan espeluznantes que harán que acabe perdiendo todo lo que tiene.

De nuevo, un final magistral.

El Hombre Ilustrado es un compendio de relatos de ciencia ficción que desarrollan todo tipo de interesantísimas ideas y que en la mayoría de casos cuentan con unos finales excepcionales. Una muy buena muestra de la genialidad de Bradbury en pequeñas dosis para esos días que apetece leer algo autoconclusivo y que nos haga pensar.


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