
A Tony Stark se le acumulan los problemas. Primero, porque ha vuelto un enemigo de su pasado que ahora es excepcionalmente poderoso: Laser-man, que clama venganza contra Iron Man y no va a detenerse hasta conseguirla. Segundo, la salud de Tony se está resintiendo. Tercero, otro de sus enemigos quiere hacerse con el control de Iron Man, solo que en vez de ir a por la armadura, han ido directamente a por el hombre: sustituyendo el sistema nervioso de Tony por el suyo propio, el cual pueden controlar a distancia.
Esta saga nos ofrece una trama interesante y llena de acción que te hace sufrir por Tony porque, ¿cómo diablos te vas a librar de algo así?, y que vale la pena sobre todo por las ingeniosas soluciones que va encontrando Tony sobre la marcha con la ayuda del siempre maravilloso Rhodey. El dibujo de Romita es muy bueno, aunque no soy muy fan de cómo dibuja a Tony, pero por suerte este no sale mucho sin la armadura. Al contrario que la saga a la que rinde homenaje y otras aventuras del hombre de hierro, no ahonda tanto en el aspecto psicológico del propio Tony Stark, más allá de algunas menciones a su alcoholismo y de cómo sus excesos físicos le están pasando factura. Tal vez por eso, aunque disfruté mucho la aventura en sí, se me quedó un poco corto, porque me gusta más Tony cuando no es únicamente un héroe de acción.
Por otro lado, el final es un poco anticlimático, porque tampoco te explican mucho las motivaciones de DeWitt ni el motivo por el que quería vengarse de Tony Stark. Eso es lo que no me gusta de los cómics de superhéroes y por lo que leo tan poco, porque para saberlo todo te tienes que leer mil cosas, y ni siquiera está todo dentro de la serie principal del personaje.
Además de eso el cómic incluye una subtrama en la que el Mandarín despierta a un dragón milenario de inconmensurable poder (llamado Fin Fang Foom, no pueden ser más rancios) para hacerse con el control de China. Es básicamente una introducción a un enfrentamiento que tendrá lugar en otra saga, por lo que por si sola tampoco aporta mucho.
La 2ª Guerra de las Armaduras es una aventura muy disfrutable con un dibujo fantástico y una trama con la que Tony las pasa canutas pero que, al centrarse tanto en la acción y con ese final un tanto vacío, se queda un pelín coja para los que preferimos a un Tony Stark más complejo y torturado.
Nota: 3/5
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