domingo, noviembre 13, 2016

El Marciano

Andy Weir, un ingeniero informático de California, se autopublicó su novela El Marciano en 2011. Unos años después una editorial compró los derechos para reeditarla de forma comercial y creo que todo el mundo sabe lo que pasó después: se convirtió en todo un fenómeno gracias al boca a boca y este año se estrenó su adaptación cinematográfica, con Matt Damon en el papel protagonista.

La novela ha sido descrita como una mezcla entre Apolo 13 y Náufrago. Durante una misión a Marte, una tormenta de arena azota el planeta y los miembros de la tripulación afincados allí deben abandonar y volver a la Tierra antes de lo previsto, dejando atrás a uno de los suyos, Mark Watney, que ha sido dado por muerto. En realidad Mark está vivo, y tiene los recursos suficientes para aguantar una larga temporada, pero el problema es que no lo suficiente para sobrevivir hasta la llegada de la siguiente misión. Así que, totalmente incomunicado, Mark deberá ingeniárselas para conseguir comida suficiente para sobrevivir hasta entonces.


No soy muy de ciencia ficción, pero con el bombo que se le ha dado a este libro valía la pena probar, y en efecto el hype es totalmente merecido. Weir hace un extraordinario trabajo de investigación para hacer su novela lo más realista posible, tanto en temas de botánica, como en las condiciones en Marte, como de cálculos de órbitas, el funcionamiento de la NASA y un montón de ámbitos científicos más que a mí (que soy de letras) se me escapan totalmente. La narración va intercalando trozos del diario que va escribiendo Mark, totalmente aislado en un planeta desierto, con la de los otros personajes, ya sean los miembros de la NASA que buscan la manera de rescatar a Mark, como sus compañeros de tripulación, que ignoran que han abandonado a su compañero vivo.


El libro tiene un ritmo muy ágil y engancha muchísimo, especialmente la segunda mitad, que no quieres soltar hasta saber si Mark conseguirá ser rescatado o no. También es una novela un poco densa, sobre todo si uno no está muy versado en temas científicos, llega un momento que te mareas con tantísimos datos y probablemente no entendí la mitad, pero Weir sabe imprimirle un tono didáctico a su narrativa para que no te aburras leyendo, y además Mark tiene un gran sentido del humor que siempre utiliza cuanto menos te lo esperas, por lo que una lectura que podría haber sido increíblemente tediosa termina resultando muy divertida y amena y nunca te aburres de ver cómo Mark va encontrando soluciones a los numerosos obstáculos que se va encontrando. La verdad es que admiro mucho a esas personas que tienen facilidad para entender la ciencia y la física; supongo que lo peor que tiene esta novela es que me sentí un poco boba leyéndola, porque como he dicho a mí estas cosas se me escapan totalmente.


Se entiende perfectamente por qué esta historia fue llevada al cine, porque tiene todos los elementos para ser una película de éxito: naves espaciales, héroe (blanco y hetero) que se hace valer de su ingenio para resolver todos los problemas con los que se encuentra, aventura de rescate que parece imposible, personajes carismáticos y un final que te mantiene con los ojos pegados a las páginas. Si la película es la mitad de buena que el libro, seguro que también vale mucho la pena.

Un must para los fanáticos de la ciencia ficción. Muy buen trabajo, señor Weir.

Nota: 8

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