Rachel se va de Viaje es el segundo libro dedicado a las hermanas Walsh, saga que se inició con el primer libro de la autora, Claire se queda Sola, siendo Claire la mayor de las cinco hermanas y Rachel la hermana mediana, la tercera.
Rachel vive en Nueva York desde hace ocho años y lleva una vida muy descontrolada. Sale de fiesta casi todas las noches, los trabajos no le duran porque falta muchísimo, tiene un novio genial aunque no le gusta que le vean en público con él y para rematar no es capaz de divertirse sin tomar drogas; cocaína, valiums y muchas otras drogas recreativas son el pan de cada día para Rachel. Para ella es lo más normal del mundo; ¿quién no se hace una raya de vez en cuando? Es incapaz de ver que tiene un problema aún cuando su amiga y compañera de piso llama a sus padres en Irlanda después de que esté a punto de morir por una sobredosis de pastillas.
Los padres de Rachel la obligarán a ingresar en un centro de rehabilitación llamado The Cloisters, al que han acudido muchos famosos. Rachel, convencida de que va a pasarse dos meses recibiendo masajes, bebiendo zumos de frutas y codeándose con famosos, acepta ingresar en el centro aunque la realidad que encontrará allí será muy diferente a la que ella había imaginado.
Rachel vive en Nueva York desde hace ocho años y lleva una vida muy descontrolada. Sale de fiesta casi todas las noches, los trabajos no le duran porque falta muchísimo, tiene un novio genial aunque no le gusta que le vean en público con él y para rematar no es capaz de divertirse sin tomar drogas; cocaína, valiums y muchas otras drogas recreativas son el pan de cada día para Rachel. Para ella es lo más normal del mundo; ¿quién no se hace una raya de vez en cuando? Es incapaz de ver que tiene un problema aún cuando su amiga y compañera de piso llama a sus padres en Irlanda después de que esté a punto de morir por una sobredosis de pastillas.
Los padres de Rachel la obligarán a ingresar en un centro de rehabilitación llamado The Cloisters, al que han acudido muchos famosos. Rachel, convencida de que va a pasarse dos meses recibiendo masajes, bebiendo zumos de frutas y codeándose con famosos, acepta ingresar en el centro aunque la realidad que encontrará allí será muy diferente a la que ella había imaginado.
Rachel se va de Viaje me ha sorprendido mucho. Hasta ahora, todos los libros de Keyes que había leído (ninguno de las hermanas Walsh) eran libros de corte mucho más costumbrista, centrados en las relaciones amorosas de las protagonistas y cargados de un humor cínico e irónico antes las situaciones que va presentando la vida.
En este libro también encontramos eso, pero es un libro bastante más serio debido al tema que trama. La novela está retratada en primera persona, por eso no llegamos a ver el alcance de la adicción de Rachel hasta que ella misma no lo ve. Sí que podemos ver que cuando ella está convencida de que "es diferente a los otros internos" y que el hecho de que crea que tomar drogas es por diversión y no porque tenga un problema es totalmente falso, pero la magnitud de ese problema no se hace patente hasta que ella va siendo consciente de hasta donde llega su adicción y de lo destructiva que es su vida.
El libro se hace un poco pesado al principio, sobre todo porque Rachel es un personaje bastante desagradable que se porta fatal con todos creyéndose a la vez tan especial y compadeciéndose de sí misma a todas horas. Pero a medida que Rachel va evolucionando como personaje, el libro da un giro, y se convierte en un gran retrato psicológico de la mente de un adicto, de su ceguera ante todo para lo que los demás es evidente, su auto-engaño y su percepción de sí misma y del mundo.
Keyes no abandona el humor cínico, pero eso no significa que se tome el tema de la drogadicción a la ligera porque nada más lejos de la realidad. En ocasiones el libro llega a hacerse duro si nos ponemos en la piel de Rachel, especialmente cuando abre los ojos por fin.
En definitiva un libro que retrata fantásticamente un tema tan peliagudo como es la adicción a las drogas, escrito como es de esperar de Keyes de una forma amena y divertida, pero que también toca la fibra sensible y que nos hace desear lo mejor para Rachel, y es que aunque creamos que no, todos tenemos dentro nuestro la capacidad para seguir adelante, superar las situaciones adversas e iniciar una nueva vida aún cuando creamos que el mundo nos ha dado la espalda.
En este libro también encontramos eso, pero es un libro bastante más serio debido al tema que trama. La novela está retratada en primera persona, por eso no llegamos a ver el alcance de la adicción de Rachel hasta que ella misma no lo ve. Sí que podemos ver que cuando ella está convencida de que "es diferente a los otros internos" y que el hecho de que crea que tomar drogas es por diversión y no porque tenga un problema es totalmente falso, pero la magnitud de ese problema no se hace patente hasta que ella va siendo consciente de hasta donde llega su adicción y de lo destructiva que es su vida.
El libro se hace un poco pesado al principio, sobre todo porque Rachel es un personaje bastante desagradable que se porta fatal con todos creyéndose a la vez tan especial y compadeciéndose de sí misma a todas horas. Pero a medida que Rachel va evolucionando como personaje, el libro da un giro, y se convierte en un gran retrato psicológico de la mente de un adicto, de su ceguera ante todo para lo que los demás es evidente, su auto-engaño y su percepción de sí misma y del mundo.
Keyes no abandona el humor cínico, pero eso no significa que se tome el tema de la drogadicción a la ligera porque nada más lejos de la realidad. En ocasiones el libro llega a hacerse duro si nos ponemos en la piel de Rachel, especialmente cuando abre los ojos por fin.
En definitiva un libro que retrata fantásticamente un tema tan peliagudo como es la adicción a las drogas, escrito como es de esperar de Keyes de una forma amena y divertida, pero que también toca la fibra sensible y que nos hace desear lo mejor para Rachel, y es que aunque creamos que no, todos tenemos dentro nuestro la capacidad para seguir adelante, superar las situaciones adversas e iniciar una nueva vida aún cuando creamos que el mundo nos ha dado la espalda.
Nota: 7'5
2 comentarios:
Yo, personalmente, soy Marian Keyes fan, y lo puedo decir alto y claro porque he leído todos sus libros, y los tengo todos :P
Y éste, junto a Sushi para principanes (el primero que leí de ella), son mis favoritos de esta autora (sin contar los relatos cortos, que me encantaron todos - incluso sus artículos de ir de compras me hicieron reír! Y yo odio ir de compras o.O).
Sushi es mi prefe también, aunque hasta ahora todos me han encantado, es increíble lo divertida que es esta mujer.
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