Es difícil catalogar una novela así, porque obviamente la pluma se siente muy inmadura todavía y no estoy segura de que se sostenga por sí sola sin todo el interés que han amasado los siguientes trabajos de la escritora. Es una novela que se sostiene más por su atmósfera y las sensaciones que produce que por lo que es la trama en sí. Tiene ideas interesantes, describe muy bien ese ambiente sórdido en el que se mueven los personajes que buscan llenar su vacío existencial con vicios y emociones fuertes, incluso tiene algunos puntos de terror muy logrados, pero opino que es el tipo de libro que te flipa cuando tienes una determinada edad y este estilo de vida te parece lo más. A la edad que tengo, leer sobre personajes que no hacen otra cosa que fornicar y drogarse no es algo que me parezca especialmente estimulante.
A la novela se la ha descrito como una historia de vampiros sin vampiros y me parece una descripción acertada, especialmente por el personaje de Facundo, ese ser de belleza casi sobrenatural que seduce a todo el que se cruza por su camino, que vive en la noche pese a temer la oscuridad, que no soporta la soledad y que se prostituye para tener siempre compañía, condenado a ser eternamente joven, a no poder amar como otros le aman. Facundo se queda a un paso de ser un personaje fascinante, pero como decía a la pluma le falta madurez y la fantasía adolescente de la autora es palpable en la forma en la que está narrada la historia. Sinceramente, el personaje más interesante para mí es el hermano de Carolina.
Yo soy el tipo de persona a la que le gusta ver la evolución de las cosas y por este motivo leer a escritores en orden cronológico es algo que intento hacer siempre que puedo. En el caso de Enríquez no recomiendo comenzar por aquí porque sinceramente, no causa la mejor primera impresión. Pero aun así soy capaz de reconocer el potencial y ese estilo que solo necesita pulirse y no dudo que disfrutaré inmensamente sus trabajos posteriores.
Nota: 2/5

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