domingo, enero 03, 2021

The Kiss Quotient

The Kiss Quotient es una novela romántica que empieza como una Pretty Woman a la inversa: Stella, una mujer joven con muchos problemas para relacionarse con los demás, contrata a un escort para que le enseñe a ser mejor en la cama.

La gracia de esta novela es que la protagonista es autista, así como la autora, que de hecho descubrió que lo era poco antes de sentarse a escribir esta historia. Es interesante ver cómo el autismo afecta a Stella y todas las dificultades que tiene ya no solo en las situaciones más íntimas, sino también en situaciones sociales normales, como la primera vez que conoce a la familia de Michael que termina siendo un absoluto desastre.

Hay bastantes escenas de sexo explícito, narradas tanto desde el punto de vista de Stella y el de Michael, una que poco a poco está perdiendo el miedo y aprendiendo que no se trata únicamente de dar placer al hombre sino que ella también puede pasárselo bien en la cama, y otro para el que Stella es más que una cliente. Está bien ver cómo evoluciona ella, de la primera vez que se cierra totalmente en banda en cuanto él la toca un poco hasta que se deja llevar.

Obviamente los dos protagonistas se van a enamorar locamente el uno del otro y buena parte del conflicto del libro consiste en que los dos creen que no son suficiente para el otro. Ella, porque piensa que si le dice a Michael que es autista no la querrá, y él, que cree que una mujer inteligente y exitosa como Stella no va a querer conformarse con un simple escort. Por supuesto hay mil situaciones de pobre comunicación entre ellos dos, como es habitual en el género, y también tenemos un amago de triángulo amoroso con un tercero en discordia que es un personaje muy típico y nada trabajado, todos sus diálogos son increíblemente clichés. Las escenas de celos por ambas partes no me agradaron mucho y algunos momentos en los que la pareja se pega el lotazo en público (en serio, se ponen dale que te pego en una heladería) pues como que no tampoco.

Otro aspecto por el que destaca esta novela es que Michael es asiático (bueno, es mezcla de madre vietnamita y padre sueco), y la cultura propia de su familia tiene un papel importante. Michael se describe a sí mismo como parecido a Daniel Henney, me resultó curioso que varias veces se diera el énfasis de que Henney es conocido por los K-Dramas cuando yo siempre había pensado que en Estados Unidos es más conocido por su participación en series americanas.

El desarrollo del romance está bien sin más, bastante predecible. No es una novela romántica que destaque demasiado pero sí que está curiosa por ver a un tipo de heroína diferente y más sabiendo que su autora es también autista así que escribe desde su propia experiencia. Yo personalmente eché en falta un poco más de humor, pero para pasar el rato no está mal.

Nota: 2'5/5

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