domingo, noviembre 17, 2019

En las montañas de la locura y otros relatos

Siendo como soy aficionada el género de terror, tenía una asignatura pendiente importantísima: leer a Lovecraft. Así que este año por fin me animé y comencé con uno de sus relatos más laureados, En las montañas de la locura, en la que una expedición en la Antártida acaba terriblemente mal cuando un grupo de científicos se topa con los restos de una civilización alienígena milenaria sepultados bajo la nieve.

Aunque el propio Lovecraft se inspira claramente en Edgar Allan Poe, es muy fácil ver desde el principio lo mucho que han influido sus historias en el desarrollo del terror moderno. Mezclando de una forma muy interesante el terror con la ciencia ficción, el mérito del escritor es indiscutible; es capaz de crear una mitología propia e integrarla en sus historias de una forma asombrosa, tanto que te crees de verdad que menciones a, por ejemplo, el Necronomicón, que ha aparecido en tantas obras diferentes, no salen de su propia inventiva sino que forman parte de un siniestro lore ya existente. El mundo que crea el escritor, al que es obvio que ha dedicado un gran esfuerzo por lo complejo que resulta, es digno de admiración sin ninguna duda.

Ahora, fuera de eso, Lovecraft tiene un estilo no especialmente accesible. La novela está narrada en primera persona por un geólogo que sobrevivió la expedición y que vio cosas tan terribles que las está haciendo públicas para evitar que otros científicos cometan el mismo error que cometieron ellos. El problema es que la prosa está estructurada como si de una investigación científica se tratara, resultando extremadamente densa; un buen relato de terror ha de tener una atmósfera inquietante y es díficil conseguirla cuando los pocos momentos de puro miedo quedan eclipsados por páginas y más páginas acerca de las costumbres sociales y detalles biológicos de la raza extraterrestre así como de interminables descripciones de montañas.

Así que me costó muchísimo meterme en la historia precisamente por eso, porque es increíblemente tediosa y dedica mucho más tiempo a lo que tiene menos interés que a la parte buena, a la que casi no presta atención. 

Esta edición incluye otros dos relatos: La casa maldita y Los sueños de la casa de la bruja. La primera trata acerca de una presencia extraña en una casa que provoca enfermedades y muerte en todos sus habitantes, hasta que un joven decide investigar la causa. Es el relato más interesante de este libro, porque aunque asimismo descriptivo (el autor nos describe al detalle lo que pasó a cada uno de los habitantes y todos los detalles de la casa y lo que hay alrededor) el misterio no sufre tanto al ser la amenaza lo suficientemente ambigua como para causar inquietud y curiosidad en el lector. La última historia comienza bien pero acaba resultando también muy repetitiva con los sueños del protagonista, pero muy en línea con todo el lore del autor.

Aunque la lectura no haya sido una experiencia muy grata, no me arrepiento de haberme leído esta novela corta porque creo que cualquier fan del género debería leer algo suyo al menos una vez para saber de donde surgió buena parte del terror moderno. El estilo de Lovecraft está claro que no es para mí pero no descarto leer algo más suyo en un futuro, a ver si encuentro algún relato que me guste más que estos.

Nota: 2/5

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