Me suelo comprar cosas por impulsos, simplemente porque me llaman la atención, especialmente libros y películas. El Auriga es uno de esos casos, en cuanto ví la portada me imaginé de qué iría y al leer la contraportada me lo confirmó, así que sin conocer de nada a la autora, decidí llevármelo a casa. Una vez en casa investigué un poco opiniones sobre él, no encontré gran cosa pero sí descubrí que la autora era muy conocida por sus libros dedicados a Alejandro Magno y que era muy valorada, así que con muchas ganas me decidí a leerme esta novela.
Situada durante la Segunda Guerra Mundial, Laurie Odell, al que muchos llaman Spud (patata, por su procedencia irlandesa), un joven chico de 23 años es herido de gravedad en la rodilla mientras batallaba en Dunquerque y trasladado a un hospital de veteranos, donde le espera una larga recuperación. Es allí donde conoce a Andrew Raynes, un jovencito objetor de conciencia que rápidamente se convierte en todo el mundo de Laurie, en su mejor amigo, en su gran amor, aunque cosas tan importantes como la religión que practica Andrew y su gran inocencia le impiden a Laurie confesarle lo que siente, conformándose con sus charlas nocturnas y sus profundos silencios.
Es durante esa época que vuelve a la vida de Laurie Ralph Lanyon, jefe de su anterior escuela que también ha sido herido en la guerra, perdiendo buena parte de una de sus manos. Ralph hace desenterrar en Laurie sentimientos ocultos durante largo tiempo, debatiéndose entre los sentimientos que siente hacia Andrew y los sentimientos hacia Ralph.
No sé si decir que esta novela me ha decepcionado, o que me ha dado otra cosa de la que esperaba... Lo que es cierto es que me ha dejado sentimientos muy contradictorios. Al principio, el estilo de Renault no me agradó demasiado (aunque tengo la sospecha de que quizá la traducción también influye, pero no puedo comprobarlo), y pese a encontrarme ante una historia que gira en torno a una relación amorosa entre tres hombres (si seguís alguno de mis otros blogs ya sabréis lo mucho que me interesa -por no decir otra cosa- la homosexualidad masculina), se me hizo un libro muy pesado.
Pero en el último tercio del libro la cosa cambió, y me encontré realmente interesada y sumergida en la historia, tanto que tuve que leerme casi las 100 últimas páginas de golpe, así que seguramente podría decir que sí, me ha gustado, aunque con algunas reservas.
Quizá mi problema con este libro es que Renault tiene un estilo tremendamente poético e intimista, y a mí me gusta que las cosas sean un poco más directas. Claro que estamos ante una novela escrita en 1959 y tampoco se puede pedir gran cosa, pero me quedó ese regustillo. Pero pese a todo una vez le coges el tranquillo a la forma de escribir de Renault, te das cuenta de que te lo está contando todo de una forma preciosa.
De hecho, en la contraportada viene una crítica del New York Times que reza "Renault domina un estilo lírico, meticuloso y documentado, y nos presenta un mundo de emociones tan delicado y privado que el lector se siente a veces como un intruso...", y creo que es una crítica muy acertada, porque esa es la sensación que me dejó en muchas ocasiones.
Desde luego un libro muy interesante que trata la homosexualidad durante los tiempos de guerra de una forma muy suya, y que ni siquiera voy a ponerle nota porque creo que con una única lectura no estoy capacitada para valorarla como se merece; estoy convencida de que en posteriores relecturas, descubriré muchos matices nuevos que me harán ver este libro desde una óptica nueva.
Situada durante la Segunda Guerra Mundial, Laurie Odell, al que muchos llaman Spud (patata, por su procedencia irlandesa), un joven chico de 23 años es herido de gravedad en la rodilla mientras batallaba en Dunquerque y trasladado a un hospital de veteranos, donde le espera una larga recuperación. Es allí donde conoce a Andrew Raynes, un jovencito objetor de conciencia que rápidamente se convierte en todo el mundo de Laurie, en su mejor amigo, en su gran amor, aunque cosas tan importantes como la religión que practica Andrew y su gran inocencia le impiden a Laurie confesarle lo que siente, conformándose con sus charlas nocturnas y sus profundos silencios.
Es durante esa época que vuelve a la vida de Laurie Ralph Lanyon, jefe de su anterior escuela que también ha sido herido en la guerra, perdiendo buena parte de una de sus manos. Ralph hace desenterrar en Laurie sentimientos ocultos durante largo tiempo, debatiéndose entre los sentimientos que siente hacia Andrew y los sentimientos hacia Ralph.
No sé si decir que esta novela me ha decepcionado, o que me ha dado otra cosa de la que esperaba... Lo que es cierto es que me ha dejado sentimientos muy contradictorios. Al principio, el estilo de Renault no me agradó demasiado (aunque tengo la sospecha de que quizá la traducción también influye, pero no puedo comprobarlo), y pese a encontrarme ante una historia que gira en torno a una relación amorosa entre tres hombres (si seguís alguno de mis otros blogs ya sabréis lo mucho que me interesa -por no decir otra cosa- la homosexualidad masculina), se me hizo un libro muy pesado.
Pero en el último tercio del libro la cosa cambió, y me encontré realmente interesada y sumergida en la historia, tanto que tuve que leerme casi las 100 últimas páginas de golpe, así que seguramente podría decir que sí, me ha gustado, aunque con algunas reservas.
Quizá mi problema con este libro es que Renault tiene un estilo tremendamente poético e intimista, y a mí me gusta que las cosas sean un poco más directas. Claro que estamos ante una novela escrita en 1959 y tampoco se puede pedir gran cosa, pero me quedó ese regustillo. Pero pese a todo una vez le coges el tranquillo a la forma de escribir de Renault, te das cuenta de que te lo está contando todo de una forma preciosa.
De hecho, en la contraportada viene una crítica del New York Times que reza "Renault domina un estilo lírico, meticuloso y documentado, y nos presenta un mundo de emociones tan delicado y privado que el lector se siente a veces como un intruso...", y creo que es una crítica muy acertada, porque esa es la sensación que me dejó en muchas ocasiones.
Desde luego un libro muy interesante que trata la homosexualidad durante los tiempos de guerra de una forma muy suya, y que ni siquiera voy a ponerle nota porque creo que con una única lectura no estoy capacitada para valorarla como se merece; estoy convencida de que en posteriores relecturas, descubriré muchos matices nuevos que me harán ver este libro desde una óptica nueva.
Me he enamorado. Ahora sé una cosa de mí mismo que hace años que sospechaba, si hubiera tenido la sinceridad de admitirlo. Debería sentir miedo y vergüenza, pero no es así. Puesto que no veo esperanza terrena alguna para esta relación, debería estar muy deprimido, pero no lo esoty. Ahora sé por qué nací, por qué me ha ocurrido todo lo que me ha ocurrido, por qué soy un tullido, porque ello me ha traído al lugar oportuno en el momento oportuno. De ser necesario volvería a pasarlo todo ahora que sé que era para esto.
2 comentarios:
A mi también me interesan las relaciones homosexuales, están poco tratadas. Lo poco que he visto ha sido en los primeros libros de las Cronicas Vampiricas.
Me ha gustado tu reseña.
Lo curioso es que leo mucho yaoi, y veo muchas pelis del tema, pero en cambio en literatura lo he explorado super-poco, me tengo que pillar más.
Asias!
Publicar un comentario