lunes, noviembre 14, 2022

Comenzamos por el final

La mayoría de críticas ponen a esta novela de Chris Whitaker por las nubes y ahora que la he leído, tengo que darles la razón: es fantástica.

La historia se sitúa en un pequeño pueblo costero de California, Cape Haven, en el que tres décadas atrás sucedió una tragedia: una niña pequeña fue hallada muerta y el culpable, un chaval de quince años, fue condenado a treinta años en prisión. Ahora ese asesino va a salir en libertad, y ello desembocará en una nueva tragedia.

La novela está narrada bajo el punto de vista de dos personajes: por un lado Walk, policía y mejor amigo de Vincent, el asesino que ahora sale de la cárcel. Todos estos años Walk se ha mantenido fiel a Vincent, y ahora que sale en libertad quiere ayudarlo a empezar de nuevo. Por otro lado tenemos a Duchess, una niña de trece años que se autoproclama forajida. Es hija de Star, la hermana de la niña que murió y entonces novia de Vincent, una madre que apenas puede cuidar de sus hijos, lo que hace que Duchess tenga que encargarse de su hermanito pequeño Robin. Y cuando un nuevo asesinato tiene lugar en Cape Haven, la vida de Walk y de Duchess ya no volverá a ser la misma.

Comenzamos por el final es mucho más que una novela de misterio. Es una historia acerca de cómo el trauma define la vida de aquellos involucrados, tanto directamente como indirectamente, ya que Duchess y Robin se ven afectados por una tragedia que sucedió cuando ellos ni siquiera habían nacido. También nos muestra cómo de difícil puede ser superar una tragedia que ha sacudido todos los cimientos de una familia, y cómo una vez se entra en la espiral de autodestrucción y miseria es muy difícil salir de ella.

Duchess es el auténtico alma de esta novela, una niña de trece años que se ha visto obligada a crecer antes de hora, que tiene que desvivirse por cuidar de su hermano porque su madre no está en condiciones de hacerlo, y que ha aprendido a desconfiar de todo el mundo. Una niña que aleja a todo el mundo porque si comete el error de empezar a relajarse y dejarse cuidar, la desgracia llega a ella una vez más.

Es una novela increíblemente triste en la que el autor apenas da respiro a sus personajes y que te parte el corazón por Duchess y por Robin, esos dos pobres niños que han sufrido más a su corta edad que la mayoría de gente en toda su vida. Pero también es una historia muy conmovedora acerca de la resiliencia y la fortaleza de seguir adelante cuando tenemos a alguien a quien queremos proteger por encima de todas las cosas. Creo que esto es lo que hace muy bien Whitaker: entre tanta desgracia, entre tanta miseria y tanto infortunio, siempre hay un pequeño rayo de esperanza al que aferrarse.

La trama está perfectamente hilada y la resolución del asesinato es otra bofetada por parte del autor, pero cierra maravillosamente bien todos los cabos de modo que cuando llegas al final, no te queda otra que soltar un pequeño suspiro melancólico después de haber acompañado a la pequeña forajida y a su hermano el príncipe por este doloroso viaje. 

Y por cierto, amé la amistad entre Duchess y Thomas Noble, aunque todos los personajes (Walk, Hal, Martha, Dolly...) son tan humanos que es inevitable recordarlos con mucho cariño. Sin duda, una lectura muy especial.

Nota: 4/5

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