lunes, marzo 30, 2020

Leyendo Sherlock Holmes: Estudio en Escarlata

Sherlock Holmes siempre ha sido uno de mis personajes de ficción favoritos; he visto un montón de sus adaptaciones a TV y cine y casi todas me encantan. Cuando era más jovencita me leí Estudio en Escarlata y me entusiasmó, y desde entonces me la he leído dos veces más, además de algunas historias cortas del detective. Me compré un volumen que recopila todo el material que escribió Doyle, pero obviamente es tan gigantesco que supongo que su tamaño me intimida tanto que nunca me he animado a leer el resto.

Este año me he propuesto leérmelo todo (salvo Estudio en Escarlata que la releí a finales del año pasado), a ver si esta vez lo cumplo.


Esta es la edición que tengo en casa, en la que las historias están ordenadas por la edad de Holmes, a excepción de Estudio en Escarlata, que es la novela en la que Holmes y Watson se conocen y empiezan su particular amistad, siendo este el primer caso que resuelven juntos (más bien que resuelve Holmes mientras le pide a su nuevo amigo que siga el proceso que le lleva a sus deducciones).

Me hace usted pensar en Edgar Allan Poe y en Dupin. Nunca me imaginé que esa clase de personas existiese sino en las novelas
Poco después de irse a vivir juntos a Baker Street, mientras Holmes le explica cómo es capaz de adivinar la profesión de un perfecto desconocido nada más que con un vistazo, Watson lo compara a Dupin, en quien Doyle obviamente se inspiró para crear a Sherlock. ¡Holmes procede a criticarlo y a decir que él es evidentemente superior! Siempre me ha hecho gracia esa pulla, pese a ser yo misma muy fan de Dupin.

Estudio en Escarlata hace un buen trabajo de presentación de personajes. Sherlock explica su método deductivo a un pasmado Watson, quien a su vez nos va relatando sus observaciones sobre las excentricidades de su compañero y buen amigo. También conocemos a Gregson y Lestrade, los dos detectives de Scotland Yard con los que Holmes trabaja habitualmente.

El misterio al que se enfrentan es el del asesinato de un caballero estadounidense cuyo cadáver aparece en una casa deshabitada, con la palabra RACHE escrita en sangre en la pared. Un anillo de mujer encontrado en el lugar de los hechos lleva a Holmes a desentrañar una complicada sucesión de hechos que se remontan a muchos años atrás.

Me imagino a los lectores de la época pensando que habían sido estafados cuando comienza la segunda parte; yo creo que llegué a pensar que había un error en la edición cuando lo leí por primera vez. Pero no, Doyle hilvana las dos partes de forma maravillosa, explicando todo lo que hay detrás de las motivaciones del asesino, detallando ese largo viaje que le llevó hasta el momento en el que Holmes descubrió su identidad.

Estudio en Escarlata es una introducción fabulosa al personaje: el misterio tiene una resolución redonda, Holmes es lo suficientemente intrigante como para querer seguir leyendo el resto de sus casos y la pluma de Doyle es absolutamente fantástica.

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