sábado, julio 07, 2018

Eleanor y Park

Cuanto más leo de Rainbow Rowell, más enamorada estoy de su forma de escribir. Su prosa es tan dulce, y tan dinámica, además de resultar a la vez divertida, triste y terriblemente preciosa... Daría un riñón por escribir tan bien como ella.

Eleanor y Park es la historia de amor entre dos adolescentes que se conocen en el autobús que les lleva de casa al instituto y viceversa. Al principio la presencia del otro es una lacra, pero como se ven obligados a pasar tanto tiempo juntos, su amor compartido por los cómics y la música los va uniendo hasta que se enamoran perdidamente el uno del otro. 

Este libro es una monada. Una de las cosas que me gusta de esta autora es que siempre incorpora de forma muy natural la cultura pop de la época en la que ubica sus historias, en este caso los ochenta. De este modo encontramos un montón de referencias a cómics como X-Men o Watchmen y a grupos musicales como Joy Division o mis adorados The Smiths (espero que algún día hagan peli porque la banda sonora es top). Y son referencias que no se sienten forzadas como en otras novelas juveniles, sino que forman parte de la misma trama y tienen su razón de ser.

El romance entre estos dos te mantiene en vilo de principio hacia final por todas las dificultades que se encuentran. Considero que está muy bien llevado el conflicto de Park al haberse enamorado de la chica marginada, con la que todos se meten implacablemente, y cómo eso afecta a su propio estatus; cómo, a pesar de amarla tanto, no puede evitar sentirse ligeramente avergonzado, siempre preocupado por lo que piensen los demás de él, empezando por sus propios padres. Por cosas como esa los personajes se sienten tan humanos.

Y luego está la trama familiar de Eleanor. Es muy duro leer sobre su padrastro abusivo y cómo su madre es incapaz de pararle los pies; toda la parte final me dejó con un nudo en el estómago.

Dentro de la literatura juvenil Rowell es un soplo de aire fresco porque en su mayor parte sus protagonistas son en general buena gente y no quieres otra cosa que verlos ser felices. Eso pasa con Eleanor y Park. Ninguno de los dos es perfecto, ella es distante, desconfiada y demasiado realista como para esperar un final feliz, mientras que él salta sin pararse a pensar en las consecuencias y es lo suficientemente ingenuo como para creer que el amor es suficiente. Pero por algún milagro del destino se han encontrado, se han sentado en el mismo asiento del autobús y han conectado a un nivel tan profundo que, de alguna forma, el para siempre parece posible. Y creer en ellos termina por ser irremediable. Su relación es tan bonita que no me hubiera importado seguir leyendo sobre ellos durante centenares más de páginas, pese a lo mucho que te hace sufrir la autora por ellos.

Otro gran libro dentro de la bibliografía de una autora que ya se ha convertido de mis favoritas, de lo mejor que llevo leído este verano.

Nota: 4/5

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