jueves, julio 20, 2017

La Chica del Tren

De vez en cuando pasa que un libro, por motivos a menudo desconocidos, se convierte en un fenómeno de la noche a la mañana. Tooodo el mundo decide que necesita leerlo, así que de repente empezamos a ver en el metro a un montón de gente con el mismo libro en las manos. Fue el caso de Millenium, o de El Código Da Vinci, y también lo fue de La Chica del Tren. También suele pasar que en la mayoría de estos casos, por no decir todos, la calidad tiene poco que ver con la popularidad de la novela.

La Chica del Tren tiene como protagonista a Rachel, una mujer de 32 años cuya vida se está viniendo abajo. Su marido la dejó por otra, ha perdido el trabajo, se ve obligada a compartir piso con una antigua amiga que cada día está más harta de ella y además es alcohólica. Su único consuelo es coger el tren hacia Londres cada mañana, ya que desde la ventanilla le gusta mirar la casa en la que vive un joven matrimonio que para Rachel encarna la pareja perfecta. Rachel incluso les ha puesto nombres y se ha inventado una vida para ellos. Entonces, un día ve desde el tren que la chica de la casa está con otro hombre que no es su marido, y pocos días después la chica desaparece. Cuanto más conoce sobre ellos, más evidente es que no eran ni mucho menos tan perfectos como ella deseaba que fueran y, contra sus instintos, Rachel termina involucrándose de forma personal en un caso que no tiene vistas de terminar con final feliz.

La novela está narrada en primera persona desde el punto de vista de tres mujeres. Rachel, Megan (la mujer de la casa, ahora desaparecida) y Anna, la actual esposa del ex-marido de Rachel. Rachel y Anna narran desde el presente y Megan lo hace comenzando unos meses antes de su desaparición. No es una narración confusa, pero sí que es verdad que las tres voces son bastante similares las unas de las otras.

En la película la acción se traslada a Nueva York

Entre las tres van ofreciendo diferentes piezas del puzzle que se va completando a medida que avanza la trama. La Chica del Tren engancha, y es una lectura muy ágil y simple por lo que las páginas pasan volando, pese a que los personajes son todos muy miserables y que en general es una historia muy pesimista. ¿Y el misterio? Muy predecible. Hacia la mitad del libro queda ya muy claro lo que ha pasado, así que el final es un poco anticlimático. Con todo el hype que tiene esta novela, esperaba alguna sorpresa o algo más original, pero Paula Hawkins no es precisamente Gillian Flynn.

Lo mejor de La Chica del Tren es el intrigante comienzo, cuando Rachel se monta sus propias películas en la cabeza sobre la pareja que espía por la ventanilla del tren. También está muy bien llevado el tema del alcoholismo de Rachel. Fuera de eso, Rachel involucrándose en la trama y especialmente el hecho de que todos los personajes estén relacionados hacen que la cosa pierda mucho fuelle, porque el misterio termina por no ser nada del otro mundo. Entretenido, pero ni de lejos la pasada de thriller que se supone que debería ser.

Nota: 6'5

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