El Trono de Huesos de Dragón es el primer libro de la saga Añoranzas y Pesares de Tad Williams, una de las sagas consideradas por muchos como fundamental del genéro de la fantasía.
Me apetecía mucho saborearla por mí misma desde que leí el argumento en la revista del Círculo de Lectores, y fue gracias a la colección de fascículos de Planeta de Agostini que pude hacerme con ella con una edición muy maja y a un precio fabuloso (aunque también es cierto que casi me quedo ciega después de leerme más de seiscientas páginas a un tamaño de letra minúsculo).
Osten Ard vive tiempos pacíficos bajo el reinado del Preste Juan, rey de suprema nobleza que logró la hazaña más increíble de todas, matar al temible dragón Shurakai, cuyos huesos conforman el trono sobre el que se sienta Juan. Simón es un muchacho holgazán huérfano que
fue criado por las sirvientas del castillo de Hayholt y que sueña con convertirse en el aprendiz del mago Morgenes para que éste le cuente las más mágicas historias y aventuras.
Pero a la muerte del rey Juan y la ascensión al trono de su hijo mayor Elías, la paz llega a su fin y el mundo se prepara para una terrible guerra que enfrentará a los dos hijos del rey Juan, Elías, cada vez más contaminado por las malas compañías, y Josua el Manco, decidido a impedir que los malvados planes de Elías lleguen a buen puerto.
El joven Simon tendrá un papel crucial en esta historia ya que junto a sus amigos deberá buscar las tres míticas espadas de poder, cuyo paradero es desconocido, para poder contrarrestar los poderes de Elías y del enemigo que está por encima de él, Ineluki, el Rey de las Tormentas .
Tad Williams utiliza un planteamiento muy clásico del género para desarrollar su historia: guerra que amenaza con la destrucción del mundo, varias criaturas y razas que conviven y que se unirán o se enfrentarán para luchar (en vez de elfos tenemos sitha, en vez de hobbits tenemos gnomos, etcétera), el joven protagonista que empieza siendo un chico inexperto y que deberá cargar sobre sus espaldas con el destino del mundo... En ese sentido Williams no nos ofrece nada demasiado original.
Seguramente la característica más identificativa de Williams es la gran cantidad de descripciones que utiliza, y es que todo, todo, está descrito al detalle, con numerosas comparaciones para que nos hagamos una idea bien clara de lo que nos quiere contar. Esto termina siendo bastantante exasperante, porque la acción avanza muy lentamente y aunque siempre pasan cosas, el ritmo es bastante bajo.
Otro aspecto que destacaría es el de los personajes, y es que a mí me gusta mucho ya no identificarme con ellos pero sí al menos implicarme con ellos, cogerles cariño, interesarme por ellos. Pero en esta ocasión apenas me ha pasado, quitando a Simón y a Binabik que son de los más protagonistas y por eso me interesaron un poquito más, no hay ningún personaje que de verdad me encantara y eso lo eché a faltar mucho. De hecho me llevé un chasco tremendo porque el único personaje que de verdad me gustaba que es Sangfugol no acompaña a Simón en la búsqueda de las tres espadas cuando yo estaba convencida que sí lo haría... Espero que en los siguientes tenga un poco más de importancia.
También he de decir que Williams se pasa poniéndole nombres complicadísimos a todo y yo al final terminé haciéndome un lío entre personajes, lugares, criaturas y todo, y el glosario al final no me ayudó mucho.
La verdad es que este libro es bastante ladrillo en todos los sentidos y estaba deseando acabarlo, pero aún así en ningún momento sentí ganas de dejarlo porque la historia en sí me interesa y tengo ganas de saber cómo continúa (aunque no creo que me lea el segundo muy pronto, quiero desconectar un poco antes de seguir).
Nota: 6
2 comentarios:
Vaya, pues ya no me resulta tan atrayente de leer xD
Esperaré a ver qué dices de los siguientes.
Pues yo estoy leyendo ese libro y la verdad es que resulta muy entretenido aunque eso si, con una letra bastante pequeña
Me recuerda en algunos aspectos a la saga de la dragonlance, una trilogia que es verdaderamente ..FANTASTICA!!
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