domingo, junio 13, 2021

Nosotros en la luna

Siempre que me meto en Bookstagram a pasar los ratos muertos viendo reels sobre libros esta novela de Alice Kellen aparece en muchos de ellos. Yo no soy demasiado de romántica contemporánea hetero a no ser que tire a comedia, pero de vez en cuando me da por leerme el libro de moda a ver si me estoy perdiendo algo interesante.

Alice Kellen es una autora valenciana que como muchas otras escritoras de literatura contemporánea juvenil en España sitúa sus historias en otros países con personajes en este caso ingleses y estadounidenses. Esto siempre me ha resultado muy llamativo, porque me da la sensación de que hay esa creencia de que si la historia fuera en España y los personajes fueran españoles como que sería inferior, cuando yo creo que es todo lo contrario, pero bueno, en este caso lo medio compro porque uno de los puntos importantes es que Ginger y Rhys viven lejos el uno del otro.

Todo comienza cuando Ginger rompe con su novio de toda la vida y en un arrebato se compra un billete de avión a París. Allí conoce a Rhys, un DJ con el que pasa una noche de confidencias. Decididos a no perder el contacto, se intercambian los correos electrónicos y a partir de entonces se van escribiendo y contando qué es de su vida.

El libro intercala los mails que se escriben el uno al otro con narración de cada uno. El formato me recordó mucho a Donde termina el arcoiris de Cecelia Ahern, con eso de la correspondencia, ese amor imposible y la historia que tiene lugar en el transcurso de varios años. Con menos gracia, eso sí.

La idea de base está bien, la chica que se siente segura con su rutina y su camino establecido conociendo al chico que vive pensando en el presente y que no quiere atarse a nada ni a nadie. Como es de esperar ambos tienen influencia en el otro y lo lógico es que tarde o temprano se encuentren en el medio, el problema es que Rhys es un personaje tan cliché, siendo el típico chico de novela romántica que se cree incomprendido y torturado porque está vacío por dentro y que por eso no puede querer a nadie y trata a todo el mundo como el culo, que termina siendo insoportable. Ginger está un poco mejor pero es algo sosilla, y la narración no ayuda mucho en ese sentido, porque los correos electrónicos llega un punto que aportan muy poco y se hacen pesados, y luego los capítulos desde el punto de vista de cada uno son demasiado cortos y no profundizan lo que deberían en los pensamientos de los dos protagonistas.

Personalmente la novela está mejor cuando no se centra en el romance. Por ejemplo, me gustó mucho cómo Ginger se decide por fin a luchar por sus sueños y no dejarse llevar por lo que sus padres esperaban de ella. La parte de Rhys con su familia no está mal, aunque coincido con muchas reseñas en que el tramo final es un poco precipitado y que se podría haber hecho un poco más de hincapié en las adicciones del muchacho.

También coincido con las reseñas que señalan en que tener sexo sin protección con un tío que te ha estado contando que se mete en la cama con la primera que pilla hasta arriba de cocaína como que no es lo más sensato, pero en fin.

La prosa de Kellen es amena aunque no hay mucha diferencia entre las voces de los personajes salvo que Rhys suelta tacos. 

En resumen, una novela que se deja leer medianamente bien pero demasiado cliché y con un protagonista masculino que ya debería estar pasado de moda.

Nota: 2/5

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