sábado, septiembre 22, 2018

Wonder

I know I'm not an ordinary ten-year-old kid. I mean, sure, I do ordinary things. I eat ice cream. I ride my bike. I play ball. I haven an XBox. Stuff like that makes me ordinary. I guess. And I feel ordinary. Inside. But I know ordinary kids don't make other ordinary kids run away screaming in playgrounds. I know ordinary kids don't get stared at wherever they go.
Así empieza Wonder (La Lección de August) de R.J. Palacio, ya con el primer párrafo sabes que este libro te va a encoger el corazón. Wonder trata sobre August, un niño de diez años que nació con una severa malformación en la cara, que incontables operaciones de cirugía apenas han podido mejorar. Debido a que ha tenido que pasar tanto tiempo convaleciente August siempre ha estudiado en casa con su madre, pero ahora sus padres han decidido que ha llegado el momento de que asista al colegio. El primer año de escuela de August estará lleno de retos para alguien como él, que hasta el momento había vivido relativamente protegido del mundo exterior.

La novela está narrada en presente por August y también por otras personas de su entorno: su hermana mayor Via, sus amigos Summer y Jack, y el novio y la mejor amiga de su hermana. Aunque confieso que siempre tenía ganas de volver a la narración de August, pobrecito mío, los puntos de vista múltiples ayudan a formar un retrato de lo difícil que es para los niños diferentes por todo el bullying que tienen que soportar. La forma de pensar de todos los personajes me pareció muy realista, especialmente la de Via; adora a su hermano, siempre lo ha hecho, y quiere protegerlo a toda costa, pero también es complicado crecer sabiendo que no puede dar ni un quebradero de cabeza a sus padres, que la prioridad siempre será Auggie, que siempre la conocerán como "la hermana del niño deforme"... y que no tiene derecho a sufrir porque ninguno de sus problemas será nunca tan grave como lo que pasa August día a día. Hay un momento en el que Via admite ver a su hermano como lo ven los demás y esa escena me pareció de las más desgarradoras, porque al fin y al cabo son reacciones que no se pueden evitar. Ahora, cómo nos comportamos después, eso ya es otra historia.

Jacob Tremblay interpretó a Auggie en la película 

No voy a mentir, Wonder en todo momento busca la lágrima fácil del lector y lo consigue, gracias a la sensible prosa de Palacio que capta muy bien la forma de pensar de sus pequeños personajes. Palacio nos hace sufrir mostrándonos lo cruel que puede llegar a ser el mundo, con niños que se inventan un juego llamado "La Peste" a costa de un pobre chico que no tiene la culpa de haber nacido así, incluso con adultos que no tienen ni un mínimo de compasión, pero también nos da esperanza gracias a gente como Summer, Jack o todos los que entienden que lo importante es ver más allá y ofrecer su mano a quien la necesite. ¿Y qué decir de los padres de August? En eso debería consistir la maternidad/paternidad: en amar a tu hijo por encima de todo. Aunque no tengan punto de vista propio, también sufres con ellos. 

El final es un poco, no sé si decir fantasioso, y sí, es totalmente manipulador, pero creo que era necesario para una historia así. Es precioso ver la evolución de August y cómo cambian las cosas desde que empieza el colegio hasta el final de curso. Con sentido del humor, tierno y sobre todo valiente, el pequeño Auggie te roba el corazón desde la primera página. Si tenéis hijos, por favor haced que se lean este libro.

Nota: 5/5

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