Es un thriller contado de una forma muy original. Cada capítulo está narrado bajo el punto de vista de un personaje distinto, y cada uno va ofreciendo nueva información referente a la muerte de la hija de Moriguchi, especialmente en lo que concierne a las motivaciones de cada uno de los implicados. Este tipo de narrativa siempre es interesante porque una misma situación tiene significados distintos según la persona que la viva, y a cada nuevo personaje que aparece, empiezas a ver las cosas de distinta manera.
Se trata de una reflexión sobre las limitaciones de la justicia cuando se comete un crimen y el perpetrador es un menor de edad, así de como las ramificaciones de buscar venganza y cómo esta acaba afectando a muchas más personas de las directamente implicadas en la muerte de la pequeña, así como de hasta qué punto es moral querer castigar por tu cuenta a un criminal cuando la justicia, que es la que debería haberlo hecho, te ha fallado.
Una lectura muy ligera (es una novela cortita), llena de sorpresas y con un final genial. Salvando las distancias me dejó sensaciones parecidas a cuando leí Vestido de novia de Lemaitre.
La novela fue llevada al cine en 2010 por Tetsuya Nakashima.