La lectura prometía ser adrenalítica y cumple bastante bien con ello. La autora no pierde el tiempo y en nada ya tenemos a las dos chicas en esta situación tan terrible en la que se han visto envueltas de un momento para el otro, en una noche de pesadilla frenética en la que tendrán que luchar con uñas y dientes para sobrevivir.
Los capítulos de este libro son muy cortos y la mayoría acaban con un gancho, por lo que la lectura se hace muy ágil. Si que es cierto que hay algunas partes en la que la acción es algo más lentilla (hay unos cuantos capítulos en los que la narradora está en la parte de atrás de la camioneta en los que apenas avanza la trama y que ralentizan algo el ritmo), pero en su mayor parte la tensión se mantiene bastante bien hasta el final.
Como es habitual en este tipo de historias los personajes toman algunas decisiones cuestionables (¡y más para una obsesa del true crime!) y también es un poco frustrante lo mucho que tarda la protagonista en reconocer al atacante que les resulta a las chicas familiar cuando es evidente quién es desde el minuto uno. La historia que hay detrás de las intenciones de los enmascarados es interesante pese a que eché en falta un poco más de desarrollo y complejidad, aunque entiendo que para la historia que es tampoco le hacía falta.
Aunque no es un thriller que me vaya a resultar inolvidable, sí que da lo que promete, que es una historia que pasa volando, que te acelera el pulso, y que no te suelta hasta saber el destino de estas dos amigas que se encuentran en la peor situación en la que se podrían encontrar, intentando escapar de dos maníacos dispuestos a todo para divertirse con ellas. Ideal para cuando apetece algo ligero que no haga pensar mucho y para alegrarte de ser la clase de persona que no sale mucho de casa, jaja.
Nota: 3/5
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