La primera entrega para la mayoría de lectores es la mejor, sin embargo a mí me pareció flojísimo. De hecho si no hubiera tenido la trilogía entera en casa, probablemente no hubiera continuado. Aunque no puedo decir que este segundo libro me haya encantado, sí que ha supuesto una mejoría en tanto lo he encontrado algo más entretenido que el primero.
Del primero mi mayor queja era lo planos que eran los personajes. Aquí más o menos estamos igual, Kell sigue siendo aburridote y me cuesta creerme esta pasión que siente por Lila y viceversa porque tienen cero química romántica. Con Lila, el problema es que aunque entiendo qué quiere hacer Schwab con ella, es muy cansino leer a un personaje que cada vez que le dicen que gire a la derecha ella gira a la izquierda, solo porque sí. Chica, tampoco te vas a morir por no llevar la contraria ni que sea una vez. Rhy también se me hizo bastante bola, básicamente su existencia sirve para recordar constantemente ese lazo que le une a Kell y lo mucho que le afecta. Al menos, Alucard es un poco más interesante y le da algo de vidilla a la cosa. Holland probablemente estoy en la minoría pero ni fu ni fa.
Concilio de sombras sufre del síndrome del libro del medio, que más que nada sirve como puente para unir la trama del primero con la resolución en el tercero. Pese a ello, es más dinámico que el anterior y el torneo de los Juegos Elementales se me hizo muy ameno, aunque me hubiera gustado más si cierto personaje hubiera perdido en la primera ronda porque hubiera sido más realista.
De los tres, creo que este es el mejor, al menos, a mí particularmente es el que se me hizo menos pesado.
Nota: 3/5
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