He leído a unas cuantas de las autoras más destacadas del género de intriga, que como ya he dicho más de una vez es de mis géneros favoritos, pero todavía me quedan algunas de las escritoras de novela negra más importantes por descubrir. Donna Leon era una de ellas, así que le puse remedio leyendo Muerte en la Fenice, la primera novela que tiene como protagonista al popular comisario Brunetti.
La historia se sitúa en Venecia y comienza con el descubrimiento del cadáver del célebre director de orquesta Helmut Wellauer, que ha sido asesinado con cianuro después del segundo acto de la Traviata en el teatro La Fenice. El comisario Guido Brunetti es el encargado de resolver un caso sobre el que recae una gran presión mediática y que arroja una muy mala imagen de Venecia, por lo que tiene que poner los cinco sentidos en encontrar al asesino lo antes posible. El problema es que, a medida que indaga más sobre la vida del anciano director, se dará cuenta de que hay mucha gente a la que le gustaría verle muerto y tenía motivos para asesinarlo.
Como se puede ver es una trama de lo más clásica dentro del género. Toda la historia está contada desde el punto de vista del comisario y se ubica en los días que tarda en resolver el crimen. Tiene un desarrollo muy convencional en el que Brunetti va hablando con sospechosos y testigos y recabando información, pieza a pieza, hasta completar el puzzle, con una resolución satisfactoria y no muy previsible.
Leon tiene un estilo afín para contar este tipo de historia, aunque seguramente lo que más destaque de su obra es la localización, ya que Venecia es prácticamente un personaje más del libro. Leon describe detalladamente cada rincón de la ciudad que visita el comisario, la forma de ser y comportarse de los venecianos e incluso los diálogos están llenos de palabras en italiano, por lo que nuestra mente vaga fácilmente hasta Italia mientras estamos empapados en la lectura.
Otra cosa que me sorprendió fue que, para ser un libro publicado originalmente en 1993, hay una gran cantidad de personajes no heterosexuales, y no todos son sospechosos. Supongo que al tratarse de una historia que gira entorno al mundo del teatro y la ópera es normal.
Brunetti es un buen personaje, tiene carisma y porte y aguanta bien la narración él solo (aunque es un poco nagl el momento en el que está interrogando a dos mujeres que sospecha que son pareja y se las imagina toqueteándose), y los personajes secundarios importantes para la trama también están bien construidos.
Es una novela corta, apenas llega a las trescientas páginas, así que se lee muy rápido y es ideal para quitar el gusanillo cuando se tiene el antojo de una buena historia de intriga. No es nada espectacular pero dentro del género de la novela negra es muy correcta y lo que es la resolución del crimen es bastante original y de las que cuesta verlas venir.
Nota: 7
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